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Plaza pública/Transforma México

Miguel Ángel Granados Chapa

La Fundación Vamos México y el fideicomiso Transforma México guardan varias similitudes. La primera y obvia es la denominación de ambas entidades, lo que acaso denotaría una intención de emparentarlas. Son casi de la misma edad: la Fundación nació en septiembre de 2001 y en octubre siguiente el fideicomiso. La responsable de éste, porque depende de la Lotería Nacional de que es directora, es la señora Laura Valdez Ruiz. La secretaria general de Vamos México es su hermana, María Elena Valdez Ruiz.

En algo más sustantivo coinciden también la fundación y el fideicomiso: en el criterio para seleccionar las instituciones e iniciativas a las que benefician con sus apoyos económicos: Reforma identificó (diez de junio), trece organizaciones recipiendarias de fondos del fideicomiso y de la fundación: algunas recibieron pequeñas cantidades de Vamos México y algo mayores de Transforma México. Por ejemplo, la Fundación León XIII recibió 125 mil pesos de la FVM y casi un millón de pesos (936 mil), del fideicomiso. En cambio, a otras les fue bien con los donativos de una y otro: la Fundación Interamericana Anáhuac recibió cinco millones de pesos de FVM y 55 millones de TM. Semejante es el caso de la Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (Unete), a la que la Fundación entregó 24 millones de pesos y el fideicomiso más de 44.

El fideicomiso se organizó en la Lotería Nacional como un mecanismo para agilizar sus aportes a organizaciones privadas, actividad que la propia Lotería había realizado directamente desde siempre. Comenzó a funcionar aun antes de que lo autorizara la junta directiva de ese organismo público. En febrero de 2002 se solicitó aplicar 110 millones de pesos de las utilidades del año anterior (que debió enterar íntegras a la Secretaría de Hacienda) para constituir el fideicomiso. También se dispuso entonces que el organismo público Pronósticos para la Asistencia Pública entregara cien millones de sus propias ganancias para ese mismo propósito.

El director general de este último organismo, Héctor Manuel Andreu Chapa, ha explicado tartajosamente esta operación, realizada “a solicitud de dicho fideicomiso”: “La transferencia es derivada del hecho de que, por estatuto de Ley, el titular de la Lotería Nacional forma parte del consejo directivo de esta institución y, ante dicho órgano, se presentan los avances de los estados financieros, que en dicho ejercicio reflejan que la institución, en su operación, cubriría en exceso su presupuesto de enteros, por lo que mediante la aprobación de las autoridades competentes se podría transferir recursos sin afectar sus presupuestos determinados por el Congreso”.

La precariedad legal del fideicomiso sería curada mediante una reforma a la ley orgánica de la Lotería Nacional, iniciada el 30 de diciembre pasado por el Presidente de la República ante el Senado. Cinco meses después, este jueves diez de junio, iba a ser presentado el dictamen respectivo, por la Comisión de Gobernación, que prudentemente lo retiró a última hora. Es que la víspera se había presentado ante la Comisión de Hacienda de esa Cámara la directora Valdez Ruiz. Senadoras y senadores del PRI la sujetaron a un fuerte interrogatorio, cuyas respuestas no satisficieron a los legisladores que, al contrario, anunciaron que buscarán que se aplique con rigor la ley a la responsable de la Lotería Nacional.

No hay ilegalidad alguna en la coincidencia de destinatarios de las aportaciones de Vamos México y de Transforma México. De haberla, se diría, hubieran aparecido en las auditorías practicadas a la fundación y al fideicomiso, por separado. Pero quizá es difícil confiar en los resultados de esos ejercicios. Al menos induce a suspicacia el hecho de que uno de los miembros de la Auditoría Superior de la Federación que examinó a la Lotería Nacional sea ahora funcionario allí: el señor Vidal Ramírez Reyes es desde el primero de mayo pasado subgerente de adquisiciones de la Lotería.

Da motivo para reflexionar en las coincidencias entre Vamos México y Transforma México la presencia en el comité técnico del fideicomiso de Ramón Muñoz, el ubicuo y poderoso asesor presidencial. Ni por su función formal ni por su experiencia profesional parecía llamado a formar parte de tal fideicomiso, del que sin embargo es factotum. Hizo miembro de ese comité, por ejemplo, a Eduardo Henkel, que realiza diversos trabajos de relaciones públicas para la Presidencia. Al propio fideicomiso Transforma México Henkel cobró más de medio millón de pesos por organizar el lucido acto de su lanzamiento.

Más allá de su cargo como coordinador de Innovación Gubernamental en Los Pinos, la cercanía de Muñoz con la pareja presidencial, desde los tiempos de la gubernatura en Guanajuato, lo convierte a menudo en operador de encomiendas de uno u otro miembro de aquella pareja. Quizá por eso no es casual que una de las organizaciones apoyadas por la fundación y por el fideicomiso (con poco más de un millón de pesos en conjunto) sea la Asociación Mexicana de Diabetes en Guanajuato, cuya impulsora es la señora Gema de los Dolores Padilla, esposa de Javier Fox Quesada, hermano menor del Presidente de la República.

Sería mezquino poner en duda los fines y las actividades de las organizaciones que se benefician con aportaciones de Vamos México y de Transforma México. Pero es útil transparentar el uso de recursos públicos e impedir que se aparente hacer filantropía y en realidad se haga política con sombrero ajeno.

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