Las cámaras eligieron ayer las mesas directivas que actuarán de mañana al último de agosto de 2005. Encabeza el Congreso, al ser elegido presidente en San Lázaro el ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones, que sustituye a Juan de Dios Castro. A su vez Diego Fernández de Cevallos reemplaza en Xicoténcatl a Enrique Jackson.
Los nombramientos distan de ser hechos meramente burocráticos. Conciernen a la relación de fuerzas dentro de los órganos legislativos y son causa y efecto de la situación política nacional. En el Senado, Fernández de Ceballos hubiera podido presidir la directiva el año pasado, pero sus compañeros le impusieron una condición a la que no quiso plegarse, y que ahora formalmente ha asumido. Desde que fue designado coordinador senatorial por el comité de su partido (tal como está regulado en el PAN), el ex candidato presidencial enfrentó una severa oposición interna, expresada sobre todo por quienes llegaron al Senado tras haber sido diputados en la LVII legislatura. Por eso figuraba a la cabeza de ese grupo Carlos Medina Plascencia, que los había coordinado en San Lázaro.
En más de un momento pareció que, si por ellos fuera, los senadores tendrían como cabeza al ex gobernador de Guanajuato y no a Fernández de Cevallos, con quien antagonizan no sólo por su estilo imperativo y rudo, sino que también le reprochan el simultáneo ejercicio de sus vocaciones, como político y como litigante.
Algunos de los senadores panistas llegaron en este punto al grado de iniciar una reforma legal que declare incompatible el desempeño parlamentario con la práctica de ciertas profesiones y en determinadas circunstancias. En agosto pasado la sección contraria al queretano creyó llegado el momento de desembarazarse de un liderazgo indeseado, de la manera más tersa posible: declararon inconveniente que Fernández de Cevallos asumiera la presidencia de la mesa al mismo tiempo que conservaba la coordinación del grupo panista. Para su contrariedad, Diego resolvió permanecer en esta segunda posición, decisión opuesta a la que ahora adoptó. Es que en este momento ya no cabe la posibilidad de que Medina Plascencia lo desbanque, ocupado como está en su postulación a la candidatura presidencial panista.
Como presidente de la mesa, Fernández de Cevallos no perderá enteramente control sobre la bancada, ya que consiguió la designación de un nuevo coordinador que le es afín. El coahuilense Jorge Zermeño Infante dista de ser sumiso ante Diego, pero ha sido su leal colaborador desde la primera de las dos legislaturas en que actúan los miembros del Senado elegidos en 2000.
Zermeño Infante fue alcalde de su natal Torreón inmediatamente antes de su elección de senador, como primer lugar en la fórmula en que lo acompañó Luis Alberto Rico Samaniego, fórmula triunfante por mayoría. Antes, el nuevo coordinador del grupo senatorial panista fue diputado federal y miembro del comité nacional de su partido, al que ingresó en 1968.
En la Cámara de Diputados, la elección de Beltrones (decidida por sus compañeros priistas, y admitida por el PAN) anuncia que se prolongará y ahondará la colaboración entre las fracciones de ambos partidos, ánimo evidenciado en la designación del panista Castro hace un año, pero roto por las vicisitudes internas del grupo parlamentario del PRI, reflejo a su vez de la contienda entre sus principales dirigentes, el presidente Roberto Madrazo y la secretaria general Elba Ester Gordillo.
Independientemente del tono y el contenido del discurso con que mañana responda al cuarto informe del presidente Fox, el talante con que Beltrones encabezará los debates se hizo notorio el 14 de julio pasado. Ese día, sin que el tema figurara en la agenda pública, y sin que él mismo manifestara interés previo o experiencia en el asunto, Beltrones se ostentó a la cabeza de los 150 diputados, del PRI y el PAN, que dieron su firma a un proyecto de reforma al régimen de pensiones y jubilaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social preparado en la dirección misma del IMSS, que suscitó un agrio debate público (aunque no en la cámara de origen, la de diputados, donde los legisladores que lo presentaron tuvieron la sensatez, la inteligencia o la cobardía de no reconocer su paternidad al rehusarse a defenderlo).
No se sabe, por cierto, si Beltrones y el resto de sus cofirmantes (y quienes apoyaron su iniciativa a la hora de votar) formularon ya una reclamación formal al IMSS por que los hicieron quedar en ridículo, pues la enmienda padece un defecto de arquitectura legal que la hace aplicable no a todos los trabajadores, incluídos los sindicalizados, que tal era el propósito, sino sólo a los de confianza. No sorprenderá a nadie la cercanía de Beltrones con el grupo panista. Era subsecretario de Gobernación en los primeros años del salinato, cuando con la coartada de la legimitidad del desempeño a falta de la de origen el PAN se adosó a Los Pinos. La fracción del PRD (integrada por la quinta parte del total de los miembros de la cámara) pretendió sin éxito asegurarse que tras la elección del panista Castro y el priista Beltrones el año próximo se elija a un perredista, como tercer grupo parlamentario más numeroso.
Ya en la anterior legislatura se le regateó esa posibilidad, distribuyendo el ejercicio de la presidencia entre varias bancadas por medio de un ilegal acuerdo, que acaso se pretenda reeditar, aunque ahora el número de legisladores perredistas duplique el de hace tres años.