El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- En La Laguna ir de compras es una diversión: tomar café, ver una película, encontrar una “ganga” e incluso escuchar buena música o ver un concurso de baile infantil. Todo en un solo lugar. Torreón alberga alrededor de 60 plazas comerciales de diversos tipos, incluso muchos aseguran que esta forma de comerciar va desplazar los estilos tradicionales identificados en la región.
Cargar gasolina ya no es tan rígido, dentro del establecimiento tal vez se pueda hacer algún cambio de divisas, comprar la leche o bien, ir al banco y a unos cuantos pasos tener una pastelería, comer comida china o adquirir una bolsa.
Aunque sus formas y tamaños cambian, la integración comercial es cada vez más evidente en la Comarca Lagunera.
Dolores Chávez, ama de casa usualmente hace sus compras dentro de una plaza comercial y siempre termina tomando café o adquiriendo una bonita blusa. Aunque su objetivo sean unos zapatos “y sólo vaya a comprar”, le encanta recorrer el mall. Se ha vuelto su diversión.
Las plazas comerciales adoptan diversas formas, sin embargo, por lo general contempla una tienda ancla –puede ser departamental, de autoservicio, una gasolinera, un restaurante o incluso un centro de servicios financieros– y alrededor de ella pequeños negocios comerciales y de servicios. El tamaño de esta tienda ancla generalmente es más grande, sin embargo, hay ocasiones que depende de la popularidad de la empresa en el mercado local.
Luis Cuerda Martínez, presidente la Cámara Nacional de Comercio de Torreón señala que la tendencia de comercialización en La Laguna ha cambiado poco a poco. “La globalización nos lleva a que las tendencias de comercializar se modifiquen”.
En Torreón en los últimos cuatro años se han agrupado algunos comercios con éxito. Luis Cuerda asegura que derivado de la instalación de los dos centros comerciales de gran tamaño con tiendas anclas fuertes se suscita la expansión de las plazas comerciales. “El concepto permea hacia fuera en esquemas similares a menor escala”.
Efectos
Una de las ventajas de las plazas comerciales, dice, es que ofrecen estacionamiento de más fácil acceso para el consumidor. “Este concepto ha sido tradicional en Estados Unidos, por eso mismo. Yo creo que el oriente de la ciudad será beneficiado por este tipo de proyectos, definitivamente es una nueva forma de comercializaciar”.
Desde sus más remotos orígenes, las plazas comerciales también pudieran ser una revolución de lo que es un mercado tradicional. Sin embargo, precisa Luis Cuerda en los mercados tradicionales no hay mucha planeación. Muchos de ellos se volvían laberintos por la parte interior.
En cambio, los centros comerciales son espacios abiertos, generalmente en línea o en “u”, lo cual llama más la atención y facilita la compra, además los giros son distintos.
Para Federico Ramos Salas, coinversionista de la Plaza San Luciano, Torreón se convertió en la capital comercial de La Laguna. Desde antes de todo el “boom” maquilador, el centro de Torreón daba servicio a todos los consumidores de regiones aledañas.
Actualmente, dice, es lógico que haya presencia de las grandes franquicias tanto de autos, restaurantes, hoteles y negocios turísticos porque Torreón es parte de una región que agrupa varios miles de habitantes que hacen sus compras mayormente en esta ciudad. Sin embargo, resalta, es significativa la expansión que tiene el desarrollo de centros comerciales, plazas comerciales y malls.
“Son desarrollos que van a la par, siempre que más de tres inversiones en franquicias contemplan instalarse en la región, empiezan a construir una nueva plaza comercial, no necesariamente como Cuatro Caminos o Galerías, los tamaños varían”.
De acuerdo a un recorrido realizado en la ciudad por El Siglo de Torreón, se pudo constatar que el bulevar Independencia, la calzada Saltillo 400, el Paseo la Rosita y la Diagonal Reforma aglutinan el mayor número de estos desarrollos, donde se contabilizan más de 60 plazas comerciales.
“El hecho de que Torreón concentre las compras de más de tres regiones, se vuelve en un nicho de oportunidad para los inversionistas, ya sean franquicias o inversiones inmobiliarias comerciales”, comenta el empresario.
Ramos Salas, economista de profesión, precisa que forma parte de una tendencia de mercado, donde el consumidor se vuelve más ordenado para hacer sus compras y demanda variedad y comodidad.
Con esto, coincide Dolores Chávez, quien considera positiva la oferta de más tiendas y marcas. “La competencia siempre ayuda a los consumidores, yo lo noto mucho en el área de autoservicios, donde las promociones están a la orden del día y es mucho más cómodo si todo está dentro de una plaza comercial”, dice.
“Definitivamente este tipo de oferta comercial –las plazas y los centros comerciales– con alguna tienda ancla es una forma de hacer comercio que llegó para quedarse”, asegura el empresario. Esto, detalla, va descentralizando las operaciones de comercio de los centros tradicionales.
Mínimos costos
Además de los beneficios para el consumidor, el agrupar negocios dentro de un mismo espacio también tiene efectos para las empresas instaladas en esos centros.
Generalmente estos negocios comparten gastos de los servicios de limpieza, seguridad y promociones globales.
Tal es el caso de las plazas comerciales Cuatro Caminos y Galerías que año con año conforman un concurso para el sorteo de un auto, las leyendas generalmente dicen: “Por cada cien pesos de compra en esta plaza, se le otorga un boleto para participar en la rifa de un auto”.
Es así como los negocios adquieren ventajas y una identidad. A decir de Ramos Salas, incluso los precios suelen ser más bajos. “Es curioso pero los precios en los centros comerciales por lo general son más baratos que en los centros antiguos de las ciudades en virtud de que todas estas franquicias tienen economías de escala que les permiten abaratar sus costos al acceder al mercado, además, se comparten espacios y servicios”.
La familia Ramos Salas, al igual que otras como Murra Marcos, Martín Bringas y Amarante Zertuche son casos relevantes en virtud de que son inversionistas laguneros que tuvieron la visión para atacar este nicho de mercado. Federico Ramos señala que su decisión al invertir en una plaza comercial estuvo relacionada con las proyecciones a futuro del concepto. El objetivo a largo plazo, dice, es poder generar una cartera de negocios inmobiliarios de locales comerciales, bodegas y algunos otros negocios que permitan conservar la propiedad de los bienes inmuebles y de ello obtener una rentabilidad razonable.
Para Luis Cuerda es favorable que los empresarios aprovechen los nichos de mercado que genera el crecimiento económico.
El centro no ha muerto
No obstante, con relación a las ideas generadas sobre la baja comercial en el centro de la ciudad, el presidente de la Canacoto precisa: “El Centro Histórico es rentable. El crecimiento de la ciudad trae consigo la expansión del comercio, pero eso no demerita el papel del centro, son mercados distintos. Considero que no se va morir nunca, hay mucha población suburbana que seguirá asistiendo al centro”.
Sin embargo, a pesar de esta aseveración Dolores Chávez asegura que sus encomiendas al centro son cada vez menos. Primero, dice, por el estacionamiento y porque la oferta es más diversa en las plazas comerciales, “además hay más cosas que hacer a parte de comprar”.