Kerry dice que él personalmente se opone al aborto, pero apoya los derechos de otros y la libertad de conciencia para elegir de los católicos.
23 de abril 2004.
CIUDAD DEL VATICANO (AP).- Un cardenal dijo el viernes que los sacerdotes deben negar la comunión a los políticos católicos proabortistas, aunque se negó a comentar la defensa que del aborto hace el candidato presidencial estadounidense John Kerry.
El cardenal Francis Arinze habló en una conferencia de prensa para lanzar una nueva directiva del Vaticano para reprimir los abusos litúrgicos en la misa. Esta directiva prohibe que los laicos pronuncien sermones, que los no católicos reciban la comunión y que se introduzcan ritos de otras religiones dentro de la liturgia.
El documento repitió la enseñanza de la iglesia de que cualquiera que sabe que está en "pecado mortal" debe ir a confesarse antes de comulgar.
Se le preguntó a Arinze si eso significaba que Kerry no debería solicitar ni se le debería dar la comunión por su apoyo sin cortapisas a los derechos humanos, incluyendo el de una mujer al aborto.
Arinze, un nigeriano cuya Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió el documento, dijo que la posición de la iglesia era clara y que los obispos estadounidenses deben decidir.
Cuando se le pidió que hablara en general sobre el asunto de los políticos católicos "proaborto sin ambigüedades", Arinze coincidió en que un político así "no está preparado" para recibir la comunión.
El obispo Raymond Burke, arzobispo de San Luis, ha dicho que rechazará darle la comunión a Kerry. El propio arzobispo del candidato demócrata, Sean O'Malley de Boston, ha avalado ese principio sin nombrar al senador.
La directiva del Vaticano, encargada por el papa Juan Pablo II, suavizó un borrador anterior más estricto, que había desalentado el uso de niñas monaguillos y denunciaba prácticas como el aplaudir o bailar durante la misa.
Sin embargo, dijo que "no faltan las sombras" y que el Vaticano no puede permanecer callado ante los abusos que "no pocas veces son una plaga en las celebraciones litúrgicas".
Y reiteró el punto de vista del Papa de que "el misterio de la Eucaristía es demasiado grande como para que nadie lo trate de acuerdo a su antojo".