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Polémica en la sala

Agencias

LOS ÁNGELES, EU.- Con cintas como Fahrenheit 9/11, The Passion of the Christ (La Pasión de Cristo), Kinsey y Alexander, Hollywood alimentó 2004, año electoral, con una ola de películas controvertidas y costosas que avivaron las profundas divisiones de Estados Unidos e instalaron a la polémica como forma de promoción.

A fines de febrero, en plena temporada de los Oscar (y Cuaresma), se estrenó la película La Pasión de Cristo, del director estadounidense Mel Gibson, en medio de una pulseada entre grupos judíos que la acusaban de violenta y antisemita y grupos conservadores cristianos que alentaban a ver el ?maravilloso testimonio de los padecimientos de Jesús?.

La Pasión tuvo una recaudación de más de 370 millones de dólares en Estados Unidos y más de 239 millones en el mundo, para un costo de 30 millones de producción más 25 millones de promoción. El filme quedó en el puesto 18 de las películas más vistas en Estados Unidos.

La película -que narra en arameo, latín y hebreo las dolorosas últimas horas de la vida de Jesucristo- convirtió a Mel Gibson, galardonado con dos Oscar por Braveheart (Corazón Valiente), en uno de los hombres más ricos del cine. Además, levantó una interrogante en Hollywood: ¿es acaso el director un fanático religioso o un brillante estratega?

Cerca de cuatro meses después Michael Moore lanzaba su polémico documental Fahrenheit 9/11 en Estados Unidos, un duro alegato contra el presidente George W. Bush y la guerra en Irak en medio de una difícil batalla electoral.

El grupo conservador MoveAmericaForward emprendió una dura campaña para evitar que fuera estrenada en las salas estadounidenses. En contrapartida, MoveOn contraatacó con otra campaña azuzando a los estadounidenses a acudir al cine el fin de semana de estreno.

La incendiaria cinta, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, recaudó más de 119 millones de dólares desde que fue estrenada el pasado 25 de junio en Estados Unidos, y 101 millones en el mundo, convirtiéndose en el primer documental en superar los 100 millones de dólares de taquilla.

El filme -de un costo de seis millones de dólares de producción y 25 millones de promoción- se convirtió en oro puro para propietarios de sus derechos, los hermanos Bob y Harvey Weinstein (dueños de Miramax), que lograron un acuerdo de distribución con las compañías Lions Gate Entertainment e IFC Films luego de que Disney (su casa matriz) se negara a distribuirla por considerarla proselitista.

Sin embargo, pese a su éxito extraordinario de taquilla, no logró uno de sus principales cometidos: sacar a Bush de la Casa Blanca en las elecciones del 2 de noviembre.

Pocos días después de las elecciones, que mantuvieron al Partido Republicano en el gobierno, se estrenaba Kinsey, una película sobre un gurú sexual de los años 50.

Varios grupos conservadores estadounidenses salieron a protestar contra el estreno de una película sobre el investigador sexual al que acusan de promover la pornografía y la pedofilia en el país.

El grupo Generación Vida preparó protestas frente a varios de los cines de Los Ángeles y Nueva York que estrenaron la película, dirigida por Bill Condon y producida por Fox Searchlight.

Más de 50 años después de que Alfred Kinsey publicara su estudio Comportamiento sexual del hombre (1948) -que se convirtió rápidamente en best seller, pero provocó una ola de repulsa entre grupos conservadores-, una película biográfica sobre el investigador revolucionario, protagonizada por Liam Neeson avivaba la vieja polémica.

Sin embargo, esta vez no daba los mismos resultados que Fahrenheit 9/11 o La Pasión de Cristo. Desde que fue estrenada, la película recaudó poco más de tres millones de dólares, contra un costo de producción de 11 millones.

La controversia sirvió mucho menos para la última producción de Oliver Stone, Alexander, estrenada el 24 de noviembre. El filme -que cuenta la historia del guerrero macedonio que conquistó gran parte del mundo en la era precristiana- suscitó un alud de críticas negativas.

Ríos de tinta de pésima crítica se derramaron sobre el filme épico, que en tres horas narra la corta vida del rey-guerrero macedonio, a un costo de 155 millones de dólares de producción, sumado a 60 millones de promoción.

Hasta el fin de semana pasado, la película había recaudado unos 33 millones de dólares en Estados Unidos y 14 millones adicionales en el mundo, bastante menos de lo esperado.

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