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Ponce, el peón/Estrictamente personal

Raymundo Riva Palacio

Gustavo Ponce, el ex secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal y pieza clave para entender el sistema operativo del gobernador Andrés Manuel López Obrador, se dice prisionero político y chivo expiatorio. Pero no está en la cárcel desde el sábado pasado por sus ideas o sus actos de oposición al régimen, por lo cual no es un prisionero de conciencia, ni es un chivo expiatorio porque sí incurrió en irregularidades administrativas, como el realizar 17 viajes a Las Vegas en un año para jugar en sus casinos con dinero cuya procedencia, al menos, es sospechosa.

Lo que sí, Ponce es un peón en la lucha contra López Obrador. Lo utilizó el empresario Carlos Ahumada para ajustar cuentas con el político y su obsesión en contra del tabasqueño fue utilizada por un grupo opositor que, en efecto, desea sepultar sus aspiraciones presidenciales y que lo convirtió en el segundo peón estratégico en su tablero de ajedrez. Ponce y Ahumada son piezas desechables, pero esa forma pragmática de usarlos y tirarlos no significa que un mayor daño que se prepara contra López Obrador no venga en camino.

Hoy existe suficiente información para establecer que: 1.- Ahumada estaba cultivando la relación con Ponce meses antes de que estallaran los videoescándalos del “Pejegobierno” el primero de marzo de este año. 2.- Quien detectó el vicio de Ponce en las mesas de los casinos de Las Vegas le pidió a Ahumada que lo grabara jugando. Ahumada reconoció en una carta al periódico Reforma hace varios meses que él fue el responsable de la grabación. 3.- Gente al servicio de Ahumada, o él mismo, pagó las cuentas de Ponce en el Hotel Bellagio de Las Vegas, cuyas copias fueron entregadas a la televisión para que se difundieran junto al video del ex funcionario jugando en una sala VIP (a la cual sólo se entra con membresía). 4.- El autor material de la grabación fue un asistente de Ponce. 5.- Ponce sabía que vendría la exhibición del video. Diez días antes de que se difundiera, había limpiado de papeles su oficina y un mes antes de que estallara el escándalo, había dejado de vivir en su casa, mudándose a un lugar todavía desconocido. 6.- La difusión del video de Ponce se había pactado para el 23 de febrero, pero las noticias de la transmisión de otro video, donde aparece Jorge Emilio González, el líder del Partido Verde, en supuestos actos de corrupción, motivó que se aplazara una semana la transmisión. 7.- La secuencia de videos donde se golpearía al Gobierno de López Obrador, fue motivo de pláticas entre políticos priistas y panistas desde cuatro días antes, cuando menos, de que se transmitieran por televisión. En cuando menos un caso priista, sabía con bastante detalle lo que vendría. En el caso panista, desde el nueve de febrero el senador Diego Fernández adelantó a un grupo de correligionarios la existencia de esos videos. 8.- Ponce, como Ahumada, fueron protegidos por un grupo político todavía no identificado plenamente, desde días antes de que se transmitieran los videos, quienes les informaron la secuencia con la cual se armarían. El video no previsto originalmente para aparecer fue el de Carlos Ímaz, que Ahumada soltó porque el ex delegado de Tlalpan traicionó a la ex amante del empresario Rosario Robles. 9.- A Ponce se le fue tendiendo una trampa pues al saberse conocedor de todos los manejos oscuros en el Gobierno capitalino, se apostó a que él pudiera hundir a López Obrador. Ponce, de acuerdo con quienes conocen los procedimientos financieros en el Gobierno lópezobradorista, estaba metido en esos manejos desde que trabajaba bajo la supervisión de Carlos Urzúa, quien renunció al cargo de director de Finanzas por no haberle gustado lo que estaba viendo. Uno de los problemas que confrontó fueron los constantes viajes de Ponce a Las Vegas, sin que obedeciera a reducirlos y que éste acordaba con mandos superiores a Urzúa. 10.- Ponce no era una persona profesionalmente honesta. Cuando fue subsecretario de la Contraloría en el Gobierno de Ernesto Zedillo, recibió instrucciones de armas el expediente de enriquecimiento inexplicable de Raúl Salinas, el cual produjo con tan tanta eficacia que todavía hoy, casi una década después, el hermano del ex Presidente conserva el sello de corrupto.

Este lunes, Ponce pidió un careo con Ahumada y con su apoderado legal, también en la cárcel, Antonio Martínez Ocampo. Es una jugada interesante, dados los antecedentes. ¿Forma parte de la estrategia de golpeteo? ¿está negociando Ponce con una parte involucrada? ¿está arrepentido? Varias preguntas podrán o no ser respondidas pronto, porque no se saben cuáles son las jugadas que se preparan.

Lo que sí se puede observar es que las piezas contra López Obrador en lo que le duele, la corrupción en su Gobierno, se siguen acomodando para el martilleo de fuego al que lo han sometido desde hace ocho meses.

r riva@eluniversal.com.mx r_rivapalacio@yahoo.com

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