Hay accidentes que marcan a los paramédicos, pero pocas veces los hacen desistir de su misión
Es técnico en refrigeración y su oficio le da para mantener a su familia, pero si de convicción y vocación se trata, Jesús Aviña Ibarra se inclina por la actividad de paramédico de la Cruz Roja Mexicana en donde se desempeña desde años, además de ser rescatista y de tener el grado de subcomandante.
Desde hace 23 años Jesús se dedica a salvar vidas, ya que se vio atraído por la labor de quien lo puso por este camino, Enrique Zamora Núñez, su jefe, que tenía el mismo oficio de técnico en refrigeración. Y además de que se sintió identificado con la responsabilidad de salvar vidas, Jesús aún lo recuerda con cariño y hasta la fecha sigue el camino que le enseñó su antiguo jefe.
Al principio, no sabía ni de primeros auxilios, ni de rescates, ni de accidentes; empezó de cero en este camino, que a los 21 años le era desconocido.
El entrevistado en su memoria guarda muchos accidentes en los que ha participado, pero el primero lo recuerda con exactitud, puesto que no tenía los conocimientos que ahora son necesarios para ser socorrista de la Cruz Roja.
Cuenta que fue una volcadura en el municipio de Canatlán, en donde dos personas estaban lesionadas, una de ellas con el brazo amputado. Relata que sin saber en ese momento ya que tampoco tenía los conocimientos ni las herramientas de trabajo pues en la ambulancia no había suero para aplicar, sólo le puso unas gasas que después enredó con unas vendas.
Después de ese accidente que quedó marcado para su vida, decidió prepararse, así que fue a comprar libros de primeros auxilios ?de ésos que venden en cualquier comercio?, para saber cómo reaccionar frente a un herido o fracturado.
Sacrificios
Al poco tiempo, Jesús se casó y a la fecha tiene dos hijos adolescentes, a quienes dedica poco tiempo por sus dos oficios.
Dice Jesús que en un principio la esposa le reclamaba su ida a la Cruz Roja ya que no percibe ningún tipo de sueldo o gratificación, pero el se defendió ya que no era por el dinero que lo mantenía, sino que era su vocación de ayudar a las personas en las emergencias.
Asimismo, relató que dentro de sus guardias y en la jornada de voluntario en la Cruz Roja se encuentra su familia, que de cierta manera está presente en cada rescate y en cada sacrificio que el tenga que hacer.
Su preparación
Después de que fue obligatorio el conocimiento de los primeros auxilios para rescatistas y socorristas de la Cruz Roja, Jesús ha tomado cursos de primeros auxilios y de técnicas de rescate, en lo que agrega que como regla para seguir perteneciendo a los elementos de esta institución tiene que renovarse cada dos años.
Hasta la fecha tiene cinco recertificaciones como paramédico de la Cruz Roja, ya que cada día son más las técnicas avanzadas que se utilizan para el rescate y la atención a personas que sufren algún accidente o enfermedad.
Su peor experiencia
En el trascurso de estos dos años como socorrista, se ha topado con muchos accidentes que han marcado su vida, como un atropellamiento en donde perdió la vida un hombre de aproximadamente 50 años.
El accidente tuvo lugar frente a las instalaciones del Centro de Readaptación Social (Cereso) de esta ciudad, cuando una camioneta de amplia rodada arrolló a esa persona, prácticamente destrozándola.
Cuenta que el tronco del cuerpo se encontraba solo, sin extremidades; la Cruz Roja fue porque recibió la llamada de auxilio, al que acudieron sabiendo que ya no se podía hacer nada, ya que el impacto de la camioneta había sido fatal. Agregó que como los pedazos del hombre habían quedado dispersos a él le tocó llevar el brazo que se encontraba a lo lejos de donde estaba el tronco.
En su vestimenta lleva las insignias de su trabajo; del lado derecho en su camiseta blanca, dos XX, que significa, los años de colaboración en la Cruz Roja. El patronato otorga esta placa a los socorristas que cumplen cinco años de labores.
En la izquierda, lleva una placa que dice ?Tum Básico?, que significa que tiene los conocimientos de paramédico; asimismo, en ese mismo lado tiene la placa que lo autoriza como conductor de ambulancia, así como su identificador y el grado.
Hasta la fecha cuenta con el grado de comandante, pero sólo porta sola una estrella que lo acredita como subcomandante, ya que espera que desde México le envíen la estrella que le falta; mientras tanto, sólo puede decir que es subcomandante y seguir ayudando a sus semejantes.