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Por la izquierda

Sergio Sarmiento

“Habría una gran reforma en la política si la sabiduría pudiera difundirse tan fácil y rápidamente como la tontería.”

Winston Churchill

Las encuestas de opinión sugieren que si hoy hubiera elecciones a la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador del PRD sería el ganador. Falta mucho tiempo todavía para los comicios de 2006, y las circunstancias pueden cambiar, pero no hay duda de que el país debe considerar lo que significaría una presidencia de López Obrador.

En otros países del mundo, curiosamente, los gobiernos de izquierda han sido los que han podido llevar a cabo las Reformas de apertura de mercado y modernización de la economía. El ejemplo más claro lo tenemos en España. El gobernante español que liberalizó la economía del país, que eliminó los controles de cambio, que integró a España a la Comunidad Económica Europa y a la economía global, que privatizó —sí, privatizó— la electricidad y el petróleo y que rescató a la banca de sus dificultades económicas fue nada menos que un socialista: Felipe González. Cuando González era presidente del Gobierno español había un gran debate en el país acerca de si estas medidas liberalizadoras eran correctas.

En el interior de su propio Partido Socialista Obrero Español hubo voces incluso que lo acusaron de traidor a sus ideas formativas. Con el paso del tiempo, sin embargo, quedó claro que González tomó las decisiones correctas. España cuenta hoy con una economía muy competitiva y los españoles gozan de un nivel de vida muy superior al que tenían antes de estas reformas. Todavía es demasiado temprano para juzgar el desempeño de Luiz Inácio Lula da Silva, un político que llegó a la presidencia de Brasil desde las filas de la izquierda. Si bien la previsión de que Lula ganaría la elección presidencial generó un verdadero desastre en los mercados brasileños en el 2002, sus políticas económicas sensatas produjeron un repunte en el 2003. No se requirió mucha ciencia para ello. Lo primero que hizo Lula fue dar señales al mercado de que conservaría unas finanzas públicas equilibradas y de que respetaría las decisiones del Banco Central, que mantenía intereses altos para contrarrestar la turbulencia financiera.

La gran Reforma Económica de Lula hasta ahora, sin embargo, ha sido una modificación en la Ley de pensiones del país, a la que él mismo se había opuesto cuando fue propuesta por su predecesor Fernando Henrique Cardoso, la cual posterga la edad de jubilación de los empleados públicos. Esta medida, también muy necesaria en México, en particular para los empleados de las paraestatales como Pemex y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, ratificó el compromiso de Lula de aplicar medidas sensatas para mejorar la competitividad de su país. Otros gobernantes de izquierda en el mundo han hecho o han tratado de hacer Reformas Estructurales importantes. El laborista Tony Blair le dio autonomía al Banco de Inglaterra mientras que el socialdemócrata Gerhardt Schröeder ha intentado, todavía sin éxito, hacer una reforma de la legislación laboral en Alemania.

Los gobiernos de izquierda muchas veces pueden hacer Reformas Estructurales con más facilidad que los de derecha. La resistencia política en contra de estas Reformas cuando surgen de la izquierda es menor. Es difícil pensar, por ejemplo, que los socialistas le habrían permitido al Partido Popular de José María Aznar las reformas estructurales que apoyaron en el caso de Felipe González. La gran pregunta es si Andrés Manuel López Obrador estaría dispuesto a hacer las Reformas que el país necesita. Sus declaraciones de la semana pasada en contra de la “economía neoliberal” son un mal augurio. Sin embargo, en una larga entrevista el año pasado con Ricardo Rocha López Obrador insistió en varias ocasiones que antes que distribuir riqueza es necesario crearla.

Esto no carece de importancia: es el punto de partida de la ideología de la nueva izquierda que hemos visto en gobernantes como Felipe González. Quizá López Obrador sea el único político actualmente que puede llevar a cabo las Reformas Estructurales que el país necesita. Ya hemos visto en el gobierno de Vicente Fox que el PRD y el PRI se unen para detener las Reformas cuando éstas son impulsadas por un partido, como el PAN, identificado con la derecha. La gran pregunta es si Andrés Manuel entiende que las Reformas Estructurales son necesarias para lograr ese viejo sueño de la izquierda —logrado en España— de darle a quienes menos tienen un mejor nivel de vida.

BUROCRACIA

La nueva gran batalla para el Gobierno será disminuir la burocracia para que el gasto gubernamental se dedique realmente a los propósitos a los que debe encauzarse. El paro en Sedesol es sólo el primer capítulo. Correo electrónico:

sergiosarmiento@aol.com

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