POR FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA
EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Jessica se traslada en silla de ruedas debido a que padece Parálisis Cerebral Infantil (PCI). Su mal no le impide aprender normalmente como el resto de los niños que cursan la primaria, pero aún así, no fue aceptada en la escuela pública.
Como ella, muchos son los niños con capacidades diferentes que son rechazados de las escuelas de los diversos municipios que conforman la Comarca Lagunera, pues no existe una cultura de tolerancia hacia los discapacitados.
Esto lo dijo Heriberto Mireles, presidente del Centro de Atención e Integración para Personas con Discapacidad (CAIPDAC), quien explica que es una constante lucha de los organismos que defienden los derechos de las personas con capacidades diferentes, pues constantemente son víctimas de discriminación.
?Los compañeros de salón de inmediato integran a los niños, pero son los maestros quienes oponen una mayor resistencia o sólo los ignoran porque no saben bien cómo tratarlos?, manifiesta, ?pueden aprender igual, aunque requieren un poco más de atención?.
En este municipio, por lo general, los pequeños con algún tipo de discapacidad son canalizados al Centro de Atención Múltiple (CAM), donde se atienden niños con problemas que van desde dificultades del habla.
La experiencia en cuanto a los niños que no llevan educación especial y asisten a escuelas ?norma-les? es que los compañeros son muy solidarios y apoyan mucho a quienes padecen algún tipo de discapacidad.
Para el coordinador del CAIPDAC la cuestión se reduce a la falta de cultura en los profesores, que en ocasiones es miedo a no saber cómo tratar a los niños con capacidades distintas.
?Es necesario incluso educar a los propios maestros, porque aunque hay aceptación de los compañe-ritos, muchas veces son ellos los que discriminan aún sin querer?, agrega.
Debido a esta situación, son muchas las personas que prefieren continuar sus estudios a través de la enseñanza abierta o incluso, abandonar por completo los cursos.