Querida Secretaria:
Averigua si tus actitudes pueden estar presionando a tus compañeros.
Como cualquier mujer en el planeta, tienes ciertos vuelcos en tu comportamiento que están tan integrados a tu personalidad que te pasan inadvertidos. Quizá seas del tipo superorganizada que guardas tu ropa codificada por colores o propones una solución al primer inicio de una discusión.
Cualquiera que sea tu idiosincrasia, probablemente estos rasgos muy tuyos tengan un propósito en tu vida. Así que ¿cuál es tu problema? Aparentemente son rasgos que no hacen daño en algunas situaciones específicas, como en el trabajo en sí, pero, por otra parte, pueden sabotear tus relaciones con los compañeros.
Los siguientes son algunos hábitos molestos que ponen en peligro el ambiente de compañerismo en tu oficina:
1.- Eres maniática del orden. No puedes trabajar cuando tu escritorio está en desorden. Ser tan meticulosa no es un crimen, pero si tus movimientos de nitidez se extienden a los territorios de los demás, puede ocasionarte algunos problemas. Tu constante obsesión por la estética, les está mandando un mensaje: ?Que son un desastre y que estás tratando de cambiarlos?. Pon atención a esta situación y pregúntate si es más importante implantar el orden o mantener un ambiente de compañerismo en la oficina.
2.- Eres una charlatana compulsiva. Es muy agradable platicar y compartir impresiones con los compañeros y visitantes. Pero si tu boca está en movimiento continuo ?las alabanzas por parte de tu jefe, el tratamiento médico que está recibiendo tu mamá- no les permites a los demás la oportunidad de participar. Algunos de tus compañeros piensan que te gusta oírte a ti misma hablar. Pon atención y aplica un freno a tu verborrea. Haz preguntas. Di simplemente: ¿Qué piensas de...? Espera a que te contesten, es una manera de demostrar que estás escuchando de veras y no tan sólo esperando tu turno de hablar.
3.- Eres demasiado compasiva. Tus compañeros en desgracia absorben toda tu energía. Quizá no puedas negarte a lo que te piden porque temes se disgusten contigo, pero tienes que pensar más en ti misma. El controlar tu natural compasivo puede ser vital para tu supervivencia. La próxima vez que alguien requiera un favor, dile: ?Déjame pensarlo y luego te resuelvo?. Dándote un respiro, te ayudará a comprobar si se trata de algo que quieres hacer o algo que te están presionando para que lo hagas.
4.- Eres una planeadora incansable. Posiblemente hay quienes envidien de manera como planeas y mantienes en balance tu trabajo y tu vida privada, pero muchas veces te comparan con un sargento de infantería. Algunas personas aceptan el proceso de hacer planes, pero siempre y cuando se les consulte. Procura compartir responsabilidades y opiniones antes de proyectar cualquier actividad, y de esa manera puedan llegar a un acuerdo productivo.
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