EFE
TEHERÁN, IRÁN.- Irán anunció ayer que posee misiles con dos mil kilómetros de alcance, lo que supone un radio de acción que incluye a Israel, la bestia negra de la República Islámica.
“Podemos enviar nuestros misiles a una distancia de dos mil kilómetros, y los expertos saben que un país que ha dado ese paso puede dar más”, dijo el ex presidente y hombre fuerte iraní, Ali Rafsanyani, en declaraciones recogidas por la agencia oficial IRNA. Según la fuente, Rafsanyani hizo esta declaración durante una conferencia sobre “Espacio y Seguridad Nacional” en la que también aseguró que Irán “está a las puertas de entrar en el club de países con tecnología para construir y lanzar satélites”.
Irán había anunciado con anterioridad que lanzaría su primer satélite de telecomunicaciones en 2005.
Aunque el líder iraní no lo especificó, el nuevo misil sería una revisión del Shahab-3 -Shahab significa Meteoro en farsi-, un proyectil basado en un diseño norcoreano y cuyas anteriores versiones tenían un alcance de hasta mil 700 kilómetros.
Considerado uno de los miembros de la cúspide de poder en el régimen teocrático -junto a su sucesor, el reformista Mohamed Jatami, y el máximo guía, el conservador Ali Jamenei-, Rafsanyani fue quien tomó las riendas del país a la muerte en 1989 del fundador de la República Islámica, el ayatola Jomeini.
Aunque Jatami lidera el Gobierno y Jamenei tiene la ultima palabra, el ex presidente es un pragmático que conserva gran influencia entre la clase clerical que domina el Estado iraní, donde con frecuencia interpreta el papel de fiel de la balanza.
Rafsanyani no hizo ninguna alusión en su comparecencia al armamento atómico, un asunto que ha enfrentado a este país con la comunidad internacional en los últimos tiempos.
El anuncio del hombre fuerte iraní se produce cuando Teherán y el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) han restablecido los contactos para reanudar su cooperación, después de que Irán fuera de nuevo acusado de intentar acceder a las armas nucleares.
El acuerdo entre ambas partes incluía el envío a Irán de equipos de expertos del OIEA para inspeccionar las centrales atómicas de este país, en una serie de visitas que fueron interrumpidas sin que hasta ese momento tuvieran carácter concluyente.
Además de las inspecciones, el compromiso bilateral obligaba a Teherán a abandonar su programa para enriquecer uranio, fundamental para fabricar armas nucleares y un punto sobre el que Irán se muestra ambiguo.
Tras la caída del régimen de Saddam Hussein en el vecino Irak, la República Islámica de Irán dispone del Ejército musulmán más poderoso de Oriente Medio y según Israel, podría tener capacidad de construir armamento atómico en 2007.
El régimen de Teherán insiste, no obstante, en que sus programas nucleares sólo están destinados a obtener energía eléctrica.
Aunque siempre ha mantenido que esos programas tienen fines pacíficos y que su capacidad militar es únicamente de carácter defensivo, Irán nunca ha renunciado de manera formal al “derecho” de acceder al armamento atómico, con el argumento de que Israel es el único país de la región que cuenta con ese tipo de armas.