Para pelear se necesita al menos de la voluntad de dos partes para dirimir sus diferencias en el terreno más bajo del golpeteo y las descalificaciones personales. Cuando sólo una parte está dispuesta a llevar la contienda a una arena de lucha libre, entonces se tendrá que conformar con hacer sombra, y ése es el caso del Sectretario de Obras Públicas del Gobierno del Estado, Jorge Viesca Martínez.
El funcionario no ha podido comprender que los señalamientos hacia el Distribuidor Vial Revolución no son hacia la obra en sí, y mucho menos hacia su persona, sino a las diferencias que existen entre la obra proyectada en el diseño original y lo que fue pomposamente inaugurado a finales de enero.
Tan simple: No se entregó lo que se prometió, y de ello dan cuenta las reparaciones que se han realizado y aún se realizan al DVR. Sin duda quedará listo en cuestión de semanas y los toeonenses todos deberán agradecer las nuevas medidas de seguridad y vistosos señalamientos a aquellos que advirtieron -y seguirán haciéndolo- sobre las evidentes deficiencies y errores de ejecución que presentaba (si no es que aún presenta) la obra.
Por lo pronto el gobernador del Estado, Enrique Martínez y Martínez, se niega a fijar un postura sobre el DVR, y por extensión, se niega a lanzar un aval hacia el trabajo hecho por su secretario Viesca Martínez. Es tan sencillo como si no existiera duda alguna, pues a gritar voz en cuello que el Distribuidor es una magnífica obra, tal y como se entregó (luego de dos reparaciones) y como está actualmente (con una tercera reparación en marcha). Pero el gobernador no lo ha hecho.
Mientras Viesca Martínez insiste en reducir todos los señalamientos a una campaña de desprestigio en su contra, como si fuese un sensible precandidato en busca de alguna posición, el alcalde de Torreón, Guillermo Anaya, pone las cosas en perspectiva: efectivamente, actualmente se realiza una reparación de una obra inaugurada a finales de enero, pero que aún no se entrega al Municipio.
Que fácil resulta calificar de profesionales que dañan todo lo que significa progreso para la región, a quienes cuestionan, señalan y expresan dudas; que fácil resulta aplicar la “triple D” de descalifica, desmiente y destruye, todo lo que no guste o convenga, como si imperara un cacicazgo de horca y cuchillo en algún pueblo alejado de la civilización.
Lo difícil es convencer con argumentos, con datos técnicos verificables, con la verdad. Un funcionario público nunca debe olvidar que la última palabra la tiene la ciudadanía y a ésta no se le puede engañar.