Iyad Allawi, anunció por segunda vez en 24 horas el fin de las "operaciones militares" en Fallujah, y negó que haya "una crisis humanitaria" en el bastión
Bagdad, (EFE).- La confusión imperó hoy sobre la situación real en el bastión de la resistencia suní de Fallujah, al oeste de Bagdad y donde lo único que parecía claro es que proseguían los combates aunque a menor escala que en días precedentes.
Según fuentes militares de EU, las tropas norteamericanas luchan calle a calle con los insurgentes que se han atrincherado en el sur urbano tras haber perdido el resto de la ciudad, cuya población civil permanecía en condiciones al menos precarias.
El primer ministro iraquí, Iyad Allawi, anunció por segunda vez en 24 horas el fin de las "operaciones militares" en Fallujah, y negó que en el bastión insurgente haya "una crisis humanitaria", lo que contradijo declaraciones de responsables de la Media Luna Roja local que calificaron de "catastrófica" la situación de los habitantes.
"Se han acabado las operaciones militares, sólo queda la limpieza de algunas bolsas terroristas" afirmó Alaui en declaraciones a la televisión estatal, en las que aseguró que "son mentira las informaciones sobre una desastre humanitario".
El primer ministro calificó asimismo de "falsas" las declaraciones de habitantes de la localidad, que afirmaron a través de teléfono satélite a varios medios, que no quedan reservas de alimentos en el núcleo urbano.
Alauí aseguró que ayer envía a Fallujah "dieciséis camiones que ya han distribuido comida y medicamentos entre la población".
Esta última declaración contrasta con versiones de testigos según los cuales ningún contingente de ayuda humanitaria ha penetrado en Faluya desde el inicio hace una semana de la ofensiva de las tropas norteamericanas contra la ciudad.
En declaraciones por la mañana a EFE, el portavoz la Media Luna Roja iraquí en Bagdad, Ahmed Al Raui, había asegurado que el primer convoy de ayuda enviado por la organización había regresado a la capital después de que los mandos estadounidenses impidieran que los miembros del equipo de auxilio distribuyeran comida, medicinas y otros bienes de primera necesidad entre la población civil.
Al Raui insistió en que "desde hace ocho días no hay agua, hace diez cortaron la luz, y no hay servicios públicos en la ciudad".
Esta es la segunda ocasión que Alaui anuncia por otra parte el fin de las operaciones militares en el feudo rebelde después de que ayer hiciera una declaración en ese mismo sentido que fue desmentida por el secretario de Defensa de EU, Donald Rumsfeld.
Poco antes del segundo anuncio de Allawi, testigos relataron, no obstante, que los enfrentamientos proseguían a media tarde en Fallujah.
De acuerdo con ese testimonio, las tropas norteamericanas aún empleaban para entonces artillería pesada, y varios proyectiles de mortero estadounidenses seguían sacudiendo la ciudad, aunque con menos intensidad que en los primeros días de la ofensiva.
Según cadenas de televisión árabes, que citaron fuentes militares de EU, "un significativo número" de insurgentes se ha hecho fuerte en el barrio de Shuhada, al sur de la localidad y, presumiblemente, reducto de las "bolsas de terroristas" a las que se refirió Allawi.
El asalto contra Fallujah ha servido para prender de nuevo la mecha en otros feudos de la rebelión en los que las tropas norteamericanas libraron también hoy combates con insurgentes armados.
Narran su experiencia
Soldados estadounidenses que combatieron en Fallujah narraron el lunes que fueron atacados por insurgentes islámicos enmascarados "dispuestos a luchar hasta la muerte" en combates casa por casa.
Soldados heridos, transportados a un hospital militar estadounidense en Alemania, quedaron con imborrables recuerdos de una feroz batalla en la ciudad iraquí.
"Todos me dicen que tuve suerte", dijo el soldado raso Ryan Chapman, de 22 años, quien sobrevivió a un balazo que le disparó un francotirador y que le resquebrajó el cráneo.
Cuatro soldados que estuvieron en la vanguardia de la ofensiva dijeron que Fallujah rebosaba de combatientes fuertemente armados que se desplazaban por la ciudad en pequeños grupos y disparaban desde techos y mezquitas. Un infante de marina dijo que había observado numerosos cadáveres, al parecer de insurgentes.
"Estaban dispuestos a pelear hasta la muerte", dijo el soldado Travis Schafer, un marine que fue herido el 9 de noviembre, en su primer día en Fallujah.
"La lucha era casa por casa, techo por techo", señaló.