Luka Brajnovic fue un valiente y honesto periodista croata que en la Segunda Guerra Mundial tuvo que sufrir en carne propia dos terribles confinamientos en campos de concentración por su definida línea literaria e ideológica católica, primeramente fue hecho prisionero por los nazis y posteriormente sufrió los horrores de otro campo de concentración marxista titoista, tras de lo cual fue expulsado de Croacia teniendo que vivir alejado de su esposa e hija, primero en Italia y luego en España, país que eligió don Luka como su segunda patria.
En España Brajnovic alternó hasta su muerte el periodismo activo con la crítica literaria y la docencia universitaria, llegando a ser un prestigiado catedrático de Deontología Periodística, tema en el que escribió un profundo libro del que se han agotado múltiples ediciones.
Por todo ese rico historial, la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra en Pamplona, quiso dejar un recuerdo indeleble de este maestro del periodismo, por lo que instituyó el Premio Luka Brajnovic que es entregado cada año a partir de 1997 a informadores que han destacado sobre todo en el ámbito de la ética profesional y que se han caracterizado por una excelente trayectoria profesional, comprometida con la defensa de los derechos y la dignidad del hombre.
En esta ocasión le fue concedido el galardón a Ettore Bernabei: periodista italiano que dirigió durante más de una década la RAI (Radio Televisión Italiana) y preside desde 1991 la empresa Lux Vide, que realiza programas de ficción televisiva orientados al entorno familiar.
En opinión del laureado “el público no prefiere la televisión basura. Cuando percibe que hay una alternativa de calidad, la pide, e incluso está dispuesto a realizar un esfuerzo para disfrutar de ella, como acostarse más tarde. Mi experiencia de más de una década como productor internacional me ha demostrado que la buena televisión siempre consigue cuotas altas”.
Al otorgarle el premio se le elogió por el hecho de que en Europa e Italia se reconoce su trayectoria marcada por el alto nivel de sus producciones, buena muestra de la excelencia que pueden alcanzar los medios audiovisuales cuando se entienden como un verdadero servicio al público, rechazando ese planteamiento pesimista justificado en la aceptación de una audiencia obligada a elegir entre subproductos casi idénticos y que no responde sólo a falta de escrúpulos sino que la mayoría de las ocasiones es resultado simplemente de que faltan en muchos directivos el talento, la profesionalidad y el coraje para lanzarse a buscar nuevas fórmulas televisivas que informen y entretengan al público sin degradarlo.
Se ponderó el hecho de que Bernabei a sus 83 años y pudiendo, con todo derecho gozar de un retiro más que merecido, sigue produciendo y demostrando con su estimulante trabajo, que hoy es posible hacer una televisión de calidad. Y lo que es más: que se puede realizar consiguiendo el reconocimiento de la audiencia, el respeto de la profesión y alcanzando beneficios económicos.