EFE
BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Argentina está preocupada por los efectos sociales y económicos negativos que causará el creciente retroceso de los glaciares como consecuencia del calentamiento global.
El secretario de Ambiente de Argentina, Atilio Savino, dijo que el retroceso de la masa de hielo de los Andes, uno de los principales atractivos turísticos del país y una de las mayores reservas de agua dulce del planeta, “afecta a la población” y “perjudica el desarrollo económico”.
“El derretido de las capas de hielo y de los glaciares incrementan el nivel del mar afectando a los ecosistemas y las poblaciones costeras, además del abastecimiento de agua dulce”, señaló Savino.
El notable retroceso de las masas de hielo se debe al paulatino ascenso de las temperaturas en todo el mundo como consecuencia de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, que impiden la liberación al espacio de la energía solar que recibe la Tierra.
“El retroceso actual de los glaciares es un fenómeno generalizado en los Andes, con la excepción de algunos glaciares, como el Perito Moreno. El retroceso ha sido paulatino durante los últimos cuatro siglos, siendo más intenso desde la década de los setenta”, dijo por su parte Ricardo Villalba, experto del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales.
El cambio climático acelera la desertización en las regiones de Cuyo y del Comahue (centro-oeste de Argentina), donde se prevé la desaparición de los glaciares en menos de 20 años.
En ambas zonas, gracias al retroceso de los glaciares y al adelgazamiento de las capas de nieves eternas, los ríos traen menos caudal y, en consecuencia, es de esperar una menor oferta de energía hidráulica.
Este factor causa especial preocupación, pues en la región del Comahue se produce el 15 por ciento de toda la energía generada en Argentina, país que en mayo pasado atravesó una crisis energética por escasez de gas y problemas para la generación de electricidad.
Tanto Cuyo como el Comahue dependen del agua de deshielo para el desarrollo de las actividades agropecuarias en las áreas de valle.
En la Patagonia (sur del país) se registran caídas estacionales en la producción de energía hidroeléctrica desde mediados de la década de 1980, la reducción desde 1977 de las temporadas invernales de esquí, una actividad que repercute enormemente en la economía de la región, y los cada vez más frecuentes incendios forestales.
El fenómeno no sólo afecta a Argentina: datos provistos por satélites muestran que desde finales de los años sesenta las superficies cubiertas con hielo han sufrido una reducción del diez por ciento.
Un informe sobre los efectos del clima ártico, difundido el lunes pasado en Oslo, alerta de que el océano Ártico se quedará sin hielo en verano dentro de setenta años, momento en que la Tierra tendrá una temperatura seis grados mayor que ahora y el nivel del mar crecerá un metro.
El retroceso de los glaciares, junto al ascenso térmico de los océanos, incrementa el nivel del mar, que pone en una comprometida situación a las poblaciones costeras bajas y a islas pequeñas.
En este sentido, Savino destacó que uno de los objetivos centrales de la X Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP diez), que se celebrará en Buenos Aires del seis al 17 de diciembre próximo, será el de planificar medidas de adaptación al cambio climático.
“Más allá de mitigar las causas del cambio climático, se debe hacer hincapié en las medidas de adaptación, ya que por más que repentinamente cesen estas emisiones, sus efectos son inevitables”, aseguró el funcionario.
