SEDENTARISMO Y MALOS HÁBITOS ALIMENTICIOS, LA CAUSA
MARÍA ELENA HOLGUÍN
EL SIGLO DE TORREÓN
Además de las enfermedades está el problema de inadaptación en las escuelas
TORREÓN, COAH.- La industrialización de los alimentos y el sedentarismo, han favorecido la obesidad en la población infantil, problema que a consideración del pediatra, Salvador Pulido Díaz, registra un incremento preocupante.
Por su parte, el jefe de Pediatría del Hospital General Torreón, Francisco José Madero Fernández, refiere que el factor genético y los hábitos familiares también suelen determinar el sobrepeso en edades tempranas.
En la actualidad, expone Pulido Díaz, los niños están más expuestos a la ingestión de alimentos industrializados, golosinas de pésima calidad, bebidas con alto contenido de carbohidratos y las llamadas comidas rápidas, aunado a las mayores opciones que invitan a mantener más tiempo frente a la televisión.
Sin embargo, debe tomarse en cuenta que todo niño obeso tiene una alta posibilidad de ser un adulto con sobrepeso, lo que favorece la aparición de enfermedades como hipertensión, enfermedades coronarias y diabetes, entre otros padecimientos.
En la edad pediátrica, los problemas de salud más frecuentes que se presentan por la gordura, son la hipelipidemia (exceso de grasa en la sangre), males osteoarticulares y desde luego, conflictos de carácter emocional de inadaptación al ambiente escolar o deportivo.
En este sentido, Madero Fernández dice que una forma importante de prevenir la obesidad en los niños es procurar alimentarlos con leche materna desde los primeros meses de vida, lo cual favorece una condición nutricional adecuada; entre los cuatro y seis meses, se les puede empezar a suministrar alimentos naturales.
Los buenos hábitos alimenticios deben continuar en la edad escolar y en la pubertad o adolescencia, lo que en algunos casos requiere la transformación de éstos en todo el entorno familiar.
Si desde pequeños, sus padres enseñan a los hijos a que en cualquier fiesta o reunión hay de por medio comidas copiosas y platillos ricos en grasas y carbohidratos o se les induce a comer en la calle con frecuencia, ellos aprenderán estos hábitos y difícilmente podrán erradicarlos en la medida en que crezcan.
Pulido Díaz refiere que en un niño obeso es más difícil diagnosticar cualquier otro padecimiento, una apendicitis por ejemplo.
De ahí la importancia de fomentar entre éstos el ejercicio y los hábitos alimenticios saludables; limitar el tiempo frente a la televisión, los juegos de video o cualquier otro pasatiempo que implique sedentarismo, además de sustituir las frituras o golosinas carentes de nutrimentos por frutas picadas.
UN PROBLEMA DE PESO
Cuando un niño excede un 20 por ciento su peso ideal, se considera obeso; en mayores de tres y hasta los ocho años, éste se puede estimar multiplicando la edad por dos y sumarle ocho; a partir de los nueve años se calcula de la misma forma, sólo que sumándole diez en lugar de ocho.
· En términos generales, cerca de 300 mil muertes registradas al año en nuestro país están asociadas a la obesidad.
· Se considera que más del 20 por ciento de la población infantil padece sobrepeso.
· El 50 por ciento de los casos se presentan antes de los dos años de vida (lo cual implica que un bebé gordo no necesariamente está sano) y el resto entre la pubertad y adolescencia.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón