EFE
RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- El Gobierno brasileño enviará unos dos mil soldados del Ejército a Río de Janeiro con la misión de desarmar a las bandas de narcotraficantes, cuya violencia ha desbordado a la policía, anunciaron ayer fuentes oficiales.
La participación de los militares en operaciones para reprimir a la delincuencia en la ciudad más emblemática de Brasil fue acordada ayer por las autoridades nacionales y regionales en una reunión de cerca de dos horas.
Tras el encuentro, el ministro brasileño de Defensa, José Viegas, dijo que el objetivo de la intervención de los militares será exclusivamente el de desarmar a las organizaciones criminales que actúan en Río de Janeiro.
El ministro afirmó que el número de soldados que participará en los operativos llegará a cerca de dos mil, pero se abstuvo de informar sobre cuándo comenzarán a actuar.
Por su parte, la gobernadora de Río de Janeiro, Rosinha Garotinho, afirmó que, pese a la intervención militar, los habitantes de Río de Janeiro no verán tropas ni tanques desfilando por las calles de la ciudad.
Sin aclarar la forma en que las tropas reforzarán la represión a la delincuencia sin salir a las calles, dijo que su acción será básicamente de “inteligencia”.
Afirmó que los militares tendrán la misión de aprehender las numerosas armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas que están en manos de las bandas de narcotraficantes en Río de Janeiro, especialmente las de mayor calibre.
Aunque sin dar detalles de las operaciones, la gobernadora dijo que los militares participarán en cercos a las favelas bajo el mando del Comando Militar del Este, la principal brigada del Ejército brasileño en el sudeste de Brasil, con sede en Río de Janeiro.
Admitió, por lo mismo, que el comando de las operaciones de represión al crimen organizado en Río de Janeiro no estará, como lo exigía anteriormente, en manos de su marido, el secretario regional de Seguridad Pública y ex candidato presidencial Anthony Garotinho.
Los gobiernos nacional y regional también acordaron un refuerzo, en hombres, patrullas y recursos, de la presencia de la policía federal en Río de Janeiro, así como de la policía de carreteras, responsable de reprimir el tráfico de armas y drogas en las vías de acceso a la ciudad.
Los militares, según el acuerdo entre ambas partas, darán apoyo logístico en las operaciones de las fuerzas locales contra el crimen organizado, así como instrucción a los agentes de policía que serán contratados en los próximos meses para reforzar la seguridad en las regiones más conflictivas de la ciudad.
Según Viegas, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aceptó atender la petición de la gobernadora debido a que está “preocupado con la violencia a la que está siendo sometida la población del estado de Río de Janeiro”.
