Buenos Aires, (Reuters).-Una serie de cuadros pornográficos realizados con galletitas, escenas de Caperucita Roja plasmadas en plastilina y una reproducción de un cuadro de Rembrandt hecho de jamón y queso, revisten las paredes de una exclusiva galería de arte de Buenos Aires.
La colección puede sorprender a un espectador desprevenido aunque nada es extraño en el mundo de "Mondongo", un grupo de tres jóvenes artistas argentinos que hacen enormes cuadros con carne picada, fiambres, vidrios, plumas o galletas.
Con estos materiales poco habituales y una apariencia similar a la pintura al óleo, las obras de Mondongo sedujeron al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y a la galería Tate de Londres que compraron algunos de sus cuadros.
También la casa real española cayó a sus pies y les encargó retratos del rey Juan Carlos, la reina Sofía y el príncipe Felipe.
Los Mondongo enviaron tres cuadros hechos con 22 mil 500 vidrios pequeños, cada uno y, según dicen, los reyes quedaron "maravillados" con sus obras.
El grupo no tienen límites a la hora de probar distintos elementos para sus obras. Desde la formación del grupo en 1999, ya trabajaron con cerca de 50 materiales distintos pero creen que el espectro de objetos a explorar es "infinito".
"Es forzar el material hasta el punto que nosotros necesitamos y tratar de dominarlo para poder realizar una obra que en algunos casos es hiperrealista con materiales no convencionales", dijo Manuel Mendanha, de 28 años y uno de los integrantes de Mondongo.
El trío, formado en 1999, se completa con Agustina Picasso, de 27 años, y Juliana Laffitte, de 30.
Ahora, el taller donde trabajan durante horas y horas en Buenos Aires para lograr sus cuadros está invadido por plastilinas de colores, el material empleado para hacer una serie de cuadros en torno al relato de Caperucita Roja. Tres de las obras de esa serie fueron adquiridas por el MoMA.
"Lo que más se tornó infernal fueron las carnes (de animales), trabajar tantos meses con cadáveres (...) Después de las carnes, la plastilina nos resultó maravillosa hasta que llegamos a un punto en que también se hace densa (aburrida)", apuntó Laffitte.
Para conservar materiales biodegrables como los alimentos, los Mondongo utilizan una técnica de sellado al vacío con resina poliéster. De esta manera, los alimentos no tienen contacto con el aire ni las bacterias y pueden conservarse como cualquier otra obra de arte.