MÉXICO, DF, (SUN-AEE).La apasionante, delirante y compleja vida del actor estadounidense Marlon Brando es la génesis de la biografía "Marlon Brando", de Patricia Bosworth, que retrata la vida de una de las leyendas más grandes que ha dado Hollywood.
El libro ofrece un recorrido por la vida de Bud, ahondando en los problemas familiares que lo atormentaron y que constituyeron en gran medida una de sus principales motivaciones y debilidades.
La biografía muestra un actor excesivamente apuesto, mujeriego, talentoso y siempre generoso con sus amigos, a quienes pagaba desde los alquileres, hasta los abortos.
La publicación de Mondadori es también un delicioso viaje al Nueva York de los años 50, en donde la intelectualidad se reunía y discutía los grandes pesares que lastimaban al mundo, con la firme intención de modificarlos.
Tenesse Williams, Liz Taylor, Francis Ford Coppola, Truman Capote, Brigitte Bardot, Paul Newman, Frank Sinatra y Vivien Leigh son algunos de los "personajes" de esta biografía narrada por Bosworth de forma cronológica, resistiendo a la tentación de "novelar" una existencia tan maravillosa como la de Brando.
Dos son las personas que mayor influencia tuvieron sobre Brando como actor: la instructora de arte dramático Stella Adler y el director Elia Kazan.
La primera se convirtió no sólo en su profesora de teatro, sino en una de sus más grandes amigas, a quien recurrió en los momentos más tristes de su vida. Incluso se rumoró un supuesto romance entre ambos, lo cual Brando nunca aceptó.
Kazan fue el padre "cinematográfico" del Marlon, quien confió en él y lo llevo de Broadway a Hollywood. Esta mancuerna se mantuvo solamente en tres producciones: "Un tranvía llamado deseo", "Viva Zapata!" y "La ley del silencio", aunque en esta última la amistad entre Kazan y Brando pendía de un hilo, ya que el actor nunca le perdonó al cineasta que haya denunciado ante el gobierno estadounidense a varios intelectuales con ideas comunistas.
De cualquier forma, Brando señala que Kazan, junto con Bernardo Bertolucci "han sido los mejores directores" con lo que ha trabajado jamás.
La carrera del originario de Omaha (Nebraska) se tambaleó en la década de los sesenta, para encontrar nuevamente rumbo en 1972 con El padrino, de Ford Coppola; "El último tango en París" y "Acpocalipsis now", del mismo Coppola. Su más reciente participación en el cine fue en 2001 con "The score", de Franz Oz.
