Los comentarios estarán a cargo de José Ornelas y Manuel Lee Soriano, quienes reconocen el trabajo de Carlos Castañón
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- “La cosmopolita ciudad”, como se le conocía a Torreón a principios del Siglo XX, ha sido lugar de destino de diferentes corrientes migratorias. Por un lado, las correspondientes a otros estados de la República; y por otro, las provenientes de diferentes países del mundo.
Chinos, españoles, palestinos, franceses, italianos, libaneses, griegos, alemanes, ingleses -por nombrar sólo a los demográficamente más importantes- abandonaron sus lugares de origen para adoptar a Torreón como ciudad de residencia.
Todo esto se refleja en Las Dos Repúblicas. Una Aproximación a la Migración China Hacia Torreón 1924-1963, del joven autor Carlos Castañón Cuadros, libro que será presentado el próximo miércoles ocho de diciembre.
La cita es en punto de las 8:30 de la noche, en las instalaciones del Instituto de Documentación y Centro Histórico Eduardo Guerra, mejor conocido como Archivo Municipal, ubicado en Acuña 140 sur.
Los comentarios estarán a cargo de José Ornelas y Manuel Lee Soriano, quienes reconocen que la importancia de este trabajo estriba en que los datos revelados por el autor señalan de algún modo el aporte que la inmigración china tuvo en el ámbito del desarrollo económico de Torreón desde el inicio del siglo XX, con sus restaurantes, lavanderías, tiendas de abarrotes, de ropa y calzado, sus hoteles y el banco chino, además de su responsabilidad en el pago de los impuestos municipales.
Se muestran algunos de los sucesivos arribos a Torreón de los inmigrantes chinos y de sus vicisitudes que -como toda la población extranjera- tuvieron que pasar al asentarse en la región de un país extraño para ellos.
Durante la lectura, es difícil no sustraerse a la reflexión que un tema como éste remite a los lamentables sucesos que la colonia china sufrió entre el 13 y el 15 de mayo de 1911, cuando la paranoia xenofóbica y el vandalismo destructor de las propiedades chinas a manos de las turbas de menesterosos y desempleados culminó con la matanza de por lo menos 250 chinos de toda condición social radicados en esta ciudad, un vandalismo de las masas desenfrenadas que sin duda encontraron su justificación inmediata en la leyenda negra que en contra de esta etnia se había construido.
Sin embargo, queda bien claro que la preocupación de Carlos Castañón en este libro no es centrarse en la xenofobia hacia los chinos en Torreón y menos recrear la matanza de mayo de 1911, sino aportar múltiples datos en cuanto a la duración en el tiempo de la promoción deliberada de esa xenofobia, al poderse constatar que el infortunio del maltrato contra los chinos no terminó con ese sacrificio masivo como pareciera sugerir en lo inmediato la obra de Juan Puig: Entre el Río Perla y el Río Nazas, que culmina precisamente con la descripción detallada de los tristes acontecimientos.
Gracias al trabajo de búsqueda de archivo que realizó Carlos, hoy podemos enterarnos de que hasta el año de 1932 existieron abiertamente dos organizaciones antichinas torreonenses, sin embargo lo más importante de este hallazgo es que permite clarificar los objetivos muy concretos que se escondían en el fondo de las justificaciones ideológicas esgrimidas en los documentos y la propaganda de esas dos organizaciones racistas, porque dentro de las muchas descalificaciones hacia la población china por sus costumbres, sus hábitos, su apariencia y las características de su raza, leyendo entre líneas aparecen de entre todos los epítetos las claves fundamentales.
Por todo eso y más, se celebra el oportuno trabajo de Carlos Castañón, dado a la luz pública en momentos en que la extraordinaria capacidad productiva y económica de la República Popular de China inunda con sus productos el mundo de las mercancías de importación y los mercados financieros internacionales.
Memorias de 1911
Para 1911, la colonia china más considerable de México era la de Torreón, una joven ciudad de casi 20 años, tercer puerto ferroviario de la República Mexicana. Y es que allí se cruzaban las líneas del Ferrocarril Central Mexicano y el Internacional.
Albergaba a 600 ó 700 colonos chinos en una localidad de sólo 14 mil habitantes. La gran mayoría eran trabajadores pobres: horticultores, pequeños comerciantes, lavanderos, cocineros. Pero había también unos cuantos empresarios capitalistas: del Banco Wah Yick, de los tranvías del mismo nombre, del hotel del Ferrocarril, del Casino y Asociación Imperial.
Salvo estos últimos, que gastaban las modas de la gente acomodada de Torreón, los demás chinos se presentaban según su tradición, con la excéntrica camisola parda de mangas muy anchas y largas, los pantalones también anchos casi como faldas, los zapatones de lona y la centenaria coleta. Muy pocos sabían decir alguna cosa en un español en extremo deficiente. Procuraban estar juntos y de hecho no convivían con los mexicanos.
EL AUTOR
Carlos Javier Castañón Cuadros nació el 31 de marzo de 1979 en la ciudad de Torreón, Coahuila.
-Actualmente cursa la licenciatura en ciencias políticas y administración pública en la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C).
-Ha participado en varios diplomados, entre ellos el de astronomía en la Universidad de Guanajuato en 1999; y otro en programación neurolingüística, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Laguna, en el año 2002.
-Ha cursado los talleres Reflexiones en Torno a la Escritura de la Historia; Introducción a la Administración de Documentos; Valoración Documental; Seminario de Conservación del Patrimonio Construido, entre otros.
-Así mismo, participó en el Primer Foro de Transparencia Municipal en 2003.
-Ha recibido premios y reconocimientos por su trabajo, entre los cuales se encuentran una mención honorífica por su participación en el Segundo Certamen de Ensayo Histórico de Torreón; y el premio Braulio Fernández Aguirre de la Universidad Autónoma de Coahuila en el área social, con el ensayo El Canal de la Perla. La Laguna y su Ámbito Regional: Agua, Irrigación y Economía en los Siglos XIX y XX, en Septiembre de 2003.
FUENTE: Instituto de Documentación y Centro Histórico Eduardo Guerra
