Los estudios de genoma en México podrían desdeñar los padecimientos que aquejan a sus habitantes.
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- Frente a los demás países, México tiene la ventaja de poder descubrir el mapa genético de su población que ayude a prevenir enfermedades típicas de nuestro país, como la diabetes, por la gran variedad de grupos étnicos que tiene.
De acuerdo con Graig Venter, quien descifró el genoma humano a través de su compañía Celera Genomics, y lo diera a conocer al mundo el 14 de abril de 2003, en un tiempo y costo récord, consideró que México no se puede dar el lujo de desdeñar el estudio del genoma humano cuando tiene excelentes oportunidades.
“Su diversidad de población y la incidencia de algunas enfermedades como la diabetes, representan unidades únicas para ir descubriendo las bases genéticas de los padecimientos que aquejan a los habitantes de este país”, expuso.
El experto -quien también ha participado en la secuencia de los genomas de la mosca de la fruta, el ratón y la rata- recomendó a los científicos mexicanos no copiar ideas de otros lados, sino a aportar nuevas relacionadas al genoma y dijo que en los mares mexicanos tienen una gran riqueza genética que puede ser aprovechada.
Recordó que durante su travesía por diferentes océanos del mundo, “encontré 200 mil genes en aguas mexicanas, que serán estudiadas y que pueden ser de beneficio para este país, además de los receptores solares que México puede aprovechar por todo el sol que recibe”.
Desde su experiencia, es excelente la idea de estudiar el genoma mexicano; “es lo mismo que hicimos en Celera, incluir a personas de diferentes orígenes étnicos, y esto les permitirá ir descubriendo las variables genéticas de la población mexicana”.
Durante su participación en el Primer Congreso Nacional de Medicina Genómica, Venter dijo que un de los beneficios que tendría en México es conocer sus propias variaciones genéticas para poder hacer su propia medicina que beneficie específicamente a la población.
Reconoció que todavía hay un entendimiento limitado del genoma, por lo que aún hay mucho que hacer para responder a muchas interrogantes, como por ejemplo, qué tanto los genes del medio ambiente influyen en las enfermedades.
“No tenemos respuesta, pero vemos casos en que un solo gen tiene como resultado la manifestación de la enfermedad o vemos casos en que 100 genes dan como resultado únicamente 30 por ciento de las manifestaciones de la enfermedad y en 70 por ciento se atribuye al medio ambiente”, indicó.
El actualmente director del Centro para el Avance de la Genómica, y presidente de tres organizaciones sin fines de lucro, señaló que el patentar los genes es una experiencia que ya terminó en Estados Unidos, porque las farmacéuticas se dieron cuenta que éstos no tenían gran valor, ya que pocos son los genes que han llevado a descubrimientos, tales fueron los casos de la insulina y la hormona del crecimiento.
Por el momento, el investigador estadounidense se encuentra en el rastreo del origen de la vida, analizando diversas especies marinas en diferentes lugares del mundo, para ofrecer una visión diferente sobre el principio de la evolución de la vida.
Además de que trabaja sobre cuál es el impacto de la presencia de los humanos en los diferentes ambientes. “Estamos midiendo y determinando los cambios que ocurren cuando hay un derrame de petróleo o contaminación ambiental”, concluyó Graig Venter.
Más hallazgos...
Además de las enfermedades cardiacas, se han encontrado otras variaciones genéticas relevantes para la nutrición. Se ha establecido una relación entre los genes que controlan el metabolismo del folato y los defectos del tubo neural.
Tal es el caso del hallazgo en relación a una serie de genes relacionados con la absorción y regulación de los niveles de hierro en el cuerpo. Algunos estudios realizados con hermanos y mellizos, sugieren que los factores genéticos son determinantes en la densidad mineral y la estructura de los huesos.
No hay duda que la estructura genética predispone a reaccionar ante el entorno de diversas formas. Las investigaciones futuras permitirán entender cómo combinar entorno y dieta para adaptarlos en forma benéfica a nuestra fisiología, ya que los investigadores señalan que no se trata de oponer naturaleza y cultura, sino de cultivar la propia naturaleza.