La escena fue prácticamente la misma en todas las ciudades importantes del país. Miles de trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, apoyados solidariamente por miembros de otras organizaciones que no quieren “que les pase lo mismo” salieron a las calles para elevar su protesta por los cambios al Régimen de Jubilaciones y Pensiones.
Y también, en todas las ciudades, se anunció para hoy un paro de labores en las áreas administrativas y aquellas que se suponen no son vitales para salvaguardar la salud pública, como la consulta externa, las guarderías y las tiendas de abastecimiento. Se espera que los telefonistas hagan lo propio y suspendan servicios como atención de quejas y la cobranza. Nadie sugiere siquiera se vayan a afectar los puntos neurálgicos de ambos servicios, pero aún así, el plan de contingencia del Gobierno Federal para evitar “sabotajes” continúa vigente.
Por lo pronto, el secretario de Salud, Julio Frenk, dio la cara ayer para anunciar que también existe un plan de contingencia para atajar cualquier imprevisto que se registre a consecuencia del paro de labores en el IMSS, pero a las miles de madres mexicanas que se verán imposibilitadas para dejar a sus hijos en las guarderías, para poder ir a trabajar, o simplemente cumplir con su rutina diaria, poco les habrá de importar lo que digan los funcionarios de primer nivel.
En este contexto y especialmente en los sectores más desprotegidos de la población, el Cuarto Informe de Gobierno del presidente Vicente Fox, pasará a un segundo plano. Habrá que sortear este día sin algunos servicios que prestan el IMSS y Telmex y luego –si existe el ánimo y el interés- revisar las cuentas que el titular del Poder Ejecutivo Federal rinda a la Nación.