EL SIGLO DE TORREÓN
Cd. Lerdo, Dgo.- Entre letras y números, ha pasado los últimos 20 años de su vida. La profesora Zoila Jiménez Coronado, asegura que tantos años se dicen fácil y rápido, pero tras ese tiempo se esconden fracasos y logros.
Hace 20 años decidió dedicarse a enseñar a niños con discapacidad mental y física. No se arrepiente porque dice, la mejor recompensa a su trabajo es la sonrisa de sus alumnos cuando se los encuentra en la calle o los ve en el salón.
“Estos años de carrera son un gran cúmulo de experiencias, esperanzas, logros y fracasos, porque la educación especial es difícil. Mi mayor orgullo es ver convertidos en padres de familia o profesionistas exitosos, a quienes fueron mis alumnos”.
Zoila trabaja en el Centro de Atención Múltiple (CAM) del Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CRE) de Gómez Palacio. Considera que para enseñar a pequeños con discapacidad mental, los profesores deben innovar, inventar, pues para los alumnos no hay nada establecido.
Tal vez los niños, dice, no den una respuesta pedagógica excelente pero para los profesores es más importante que sean independientes, que se adapten y sean felices. Asegura que los alumnos con algún tipo de discapacidad física o mental, pueden convivir de manera normal con el resto de las personas.
“Son tan cariñosos, te los encuentras en la calle y corren a abrazarte, te gritan a pesar que no tienen mucha facilidad de hablar, pero con una mirada y una sonrisa te dicen todo, en la escuela siempre están atentos para ver qué les vamos a enseñar”.
Zoila considera que es importante que los maestros traten que los alumnos sean independientes, es decir, no hacerles las cosas sino mostrarles cómo para que se valgan por sí mismos. Además señala, cada pequeño tiene una manera diferente de acceder al aprendizaje.
Los fracasos también son dolorosos y es que cuando un niño registra avances en su formación y de pronto tiene una recaída por sus problemas de salud, los profesores deben volver a comenzar no sólo con los alumnos sino con los padres de familia.
Y es que un maestro de educación especial, dice, no está en un aula para comparecer ni para sentir lástima sino para apoyar: “la comprensión es el mayor soporte que puede tener la familia y el alumno, para seguir adelante”.
Los profesores están obligados a proponer a los alumnos cosas nuevas. No deben conformarse con repasar y sus propuestas deben ser en base a las necesidades de cada estudiante.
“Es una profesión que te humaniza y te hace valorar todo lo bueno que tienes y que los demás tienen, es importante tratar de sacarle provecho al mínimo recurso. Hay que disfrutar nuestra carrera para poder transmitir buenos conocimientos, valores, enseñanzas y sentimientos”.
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Obstáculos
María de Jesús Alvarado Coronado, supervisora de la Zona Escolar número dos de Educación Especial de Gómez Palacio, reconoce que uno de los principales obstáculos para los maestros es la falta de material didáctico y espacios adecuados para la enseñanza.
“En los niveles de educación especial necesitamos materiales, sobre todo un centro fijo para poder trabajar, se requieren talleres y mayores oportunidades de estudio para los pequeños con discapacidad mental o física que están interesados en continuar con sus estudios”.
La supervisora dice que la Secretaría de Educación Pública sí los apoya pero siempre hacen falta más cosas: “en Tlahualilo tenemos un centro que carece de muchas cosas materiales, ahí estudian niños con necesidades educativas especiales”.