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Prohíbe juez militar derribar Abu Ghraib

Consideran a la prisión como una escena del crimen durante los juicios a soldados que torturaron a reos.

AGENCIAS

BAGDAD, IRAK.- El juez militar coronel James Pohl ha decidido llevar la contraria al presidente George W. Bush y prohibir la demolición de la prisión de Abu Ghraib hasta que concluyan los juicios relacionados con los escándalos, además de rechazar una solicitud de abogados de soldados acusados de maltratar reos ahí para que sus procesos sean realizados fuera del territorio de Irak.

Desde hoy, Abu Ghraib es considerada formalmente la escena del crimen. La decisión se produjo durante las audiencias previas a los juicios de tres de los siete soldados acusados.

La autoridad del juez militar sobre la infame prisión quedará en el limbo la semana que viene, cuando se transfiera la soberanía de Irak a un nuevo Gobierno interino. A su favor tiene la opinión del nuevo presidente, Ghazi Yauar, que considera que derribar Abu Ghraib sólo por su simbolismo de opresión sería un desperdicio de recursos, ha declarado.

La decisión de derribar la prisión partió del propio presidente Bush, que lo anunció repentinamente en un discurso a la nación pronunciado en abril pasado.

El Presidente había ofrecido desmantelar la cárcel a fin de borrar la mancha del abuso y la tortura que se realizaban en ella, a lo cual ya se habían negado funcionarios iraquíes. Saddam Hussein usó Abu Ghraib como un centro de tortura y ejecución para opositores políticos.

Los abogados civiles de los soldados planean trasladar a esta corte marcial que se celebra en un auditorio de Bagdad toda la fanfarria de los juicios en EU.

“Queremos que los miembros del tribunal huelan la pestilencia con las que tenían que vivir los miembros del servicio (militar) que trabajaban dentro de la prisión y que están acusados en este caso”, dijo Paul Bergin, que defiende al sargento Javal Davis.

Ayer tres soldados estadounidenses comparecieron ante un tribunal militar norteamericano, acusados de torturar a presos iraquíes en la tristemente famosa cárcel bagdadí.

Los comparecientes son tres de los siete encausados por el escándalo de las torturas en ese presidio y su juicio se celebra en una sala especial dentro de la llamada zona verde, sede de la coalición y uno de los lugares mas protegidos de Bagdad.

Los tres acusados son los sargentos Javal Davis, de 26 años, e Iván Frederick, de 37, y el cabo Charles Graner, de 35.

Graner, que se enfrenta a una pena de 24 años de cárcel, está acusado de saltar sobre varios prisioneros mientras estaban tirados en el suelo, además de golpear a algunos presos en las manos y en los pies y de noquear a otro de un golpe en la sien.

El sargento Frederick, cuya condena podría llegar hasta los 16 años de prisión, está acusado de obligar a masturbarse a varios presos, formar pirámides humanas con otros detenidos desnudos, y amenazar con electrocutar a otro.

Por último, el cabo Davis está acusado de diversos maltratos de prisioneros, incluidas palizas, y de incitar a varios de sus compañeros para que abusaran de los convictos.

La condena de este soldado podría llegar hasta los ocho años y medio de cárcel y, como los otros dos acusados, de encontrársele culpable también sufriría la degradación en su rango, la suspensión de empleo y sueldo y la expulsión con deshonor del Ejército

Los tres acusados pertenecen a la compañía 372 de la Policía Militar, una unidad de la reserva del Ejército estadounidense, lo mismo que los otros cuatro encausados.

Según fuentes cercanas al proceso, las sesiones preliminares, que podrían prolongarse hasta tres días, tienen por objetivo sentar las bases de un consejo de guerra contra los tres soldados.

En una maniobra sorprendente, el tribunal ha señalado que la defensa del sargento Davis tendrá autorización para pedir el testimonio del general Ricardo Sánchez, comandante jefe de las tropas de la Coalición en Irak, aunque señaló que no será necesaria su presencia en el juicio.

El juez militar, el coronel James Pohl, concedió a los abogados defensores de Davis la autorización para interrogar a Sánchez, y otros altos responsables y añadió que deberían rendirle cuentas de los testimonios recogidos de aquí al 31 de julio.

El abogado de Davis solicitó al juez una nueva comparecencia porque no había tenido tiempo de preparar el interrogatorio de los testigos debido a la situación de violencia que vive Irak, lo que fue rechazado por tribunal.

Este juicio es el segundo contra militares norteamericanos por practicar torturas en Abu Ghraib, después de que el pasado 19 de mayo el soldado Jeremy Sivits fuera el primer miembro del Ejercito de EU sentenciado por ese escándalo.

Sivits se declaró culpable y se le condenó a la máxima pena de un año en prisión, suspensión de empleo y sueldo, degradación y expulsión del Ejército por mala conducta.

El escándalo por el tratamiento de los presos iraquíes en Abu Ghraib saltó a la luz pública el pasado abril con la publicación de unas fotografías en las que varios soldados cometían abusos deshonestos contra los convictos; desde entonces el nombre de esa prisión se ha convertido en sinónimo de infamia.

Flagelo de violencia deja diez muertos

Durante el día de ayer ha continuado la violencia en Irak, tanto contra las tropas ocupantes como contra las fuerzas de seguridad iraquíes.

Al menos diez personas, entre ellas cuatro soldados estadounidenses, cuatro civiles iraquíes y dos miembros de los cuerpos de seguridad del país, muerieron ayer en tres ataques en el centro y en norte de Irak.

Los soldados estadounidenses murieron en un ataque en la ciudad de Ramadi, cien kilómetros al oeste de Bagdad, según anunció el Ejército de Estados Unidos.

Poco antes de que se comunicara oficialmente la muerte de los soldados, un testigo afirmó que había visto los cadáveres de cuatro militares norteamericanos en una calle del centro de la ciudad de Ramadi, después de “un tiroteo con hombres armados”.

Los cuerpos ensangrentados estaban tendidos en un patio, rodeados de sus equipos y con sus pertenencias dispersas por todo el suelo.

Mientras tanto, al menos cuatro civiles iraquíes murieron y otros tres resultaron heridos en la explosión de un artefacto de fabricación casera en Qaiyara, cerca de Mosul, 390 kilómetros al norte de la capital, según informó un portavoz militar de la Coalición en la zona.

“La bomba, escondida en una cuneta de la carretera, hizo explosión a primera hora de la mañana al paso de un convoy de empleados de seguridad de la Coalición”, explicó el teniente coronel Joseph Piek, portavoz del Grupo de Combate Olympia, que es el responsable de la seguridad en esa región.

Además, dos miembros de la Defensa Civil Iraquí perdieron la vida y otros catorce resultaron heridos, en un ataque en Bagdad, según informaron fuentes de las fuerzas de seguridad del país, citadas por la radio nacional.

REANUDAN EXPORTACIONES DE PETRÓLEO DESDE BASORA

Irak reanudó sus exportaciones de petróleo desde su terminal de Basora, dijo ayer una empresa estadounidense.

Las exportaciones en mil millones de barriles por día se reanudaron a través de su terminal de Basora, en el sur del país, después de completar la reparación de su oleoducto que fuera objeto de sabotaje de insurgentes, dijo ayer Mohammed Hadi, jefe de operaciones de la empresa Norton Lilly International.

Hadi dijo en Bagdad en una entrevista telefónica desde Jordania, que el bombeo de crudo se había reanudado el domingo por la mañana.

“El crudo es cargado en un buque cisterna a un ritmo de 42 mil barriles por hora, más de un millón de barriles diarios” dijo Hadi. “Otros dos cisternas esperan ser cargados y otros dos están en el fondeadero”.

Funcionarios de la coalición confirmaron que se había reanudado el bombeo de crudo y que los cisternas eran cargados.

Irak se apresuró a reparar un segundo oleoducto, mucho más largo que también fue dañado en los ataques. Funcionarios petroleros iraquíes dijeron que las reparaciones al parecer no iban a ser completadas antes del 25 de junio.

Los analistas y corredores dijeron que la suspensión de exportaciones le cuesta a Irak unos 65 millones de dólares en pérdidas.

Los corredores petroleros dijeron que si continúan los ataques las refinerías se trasladarían a otro lugar en busca del suministro necesario.

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