01 de abril de 2004.
Bagdad, (EFE).- Las tropas de EU fueron blanco hoy de un nuevo ataque cerca de Faluya, pese a las medidas de seguridad adoptadas tras la muerte en esta conflictiva ciudad de cuatro soldados y cinco civiles norteamericanos.
El administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, advirtió hoy que lo sucedido en Faluya "no quedará sin castigo", en alusión al ataque en el que numerosos iraquíes se ensañaron con los cadáveres de dos de las cuatro víctimas civiles por las calles de la ciudad, situada en el llamado "triángulo suní".
Calificó como "injustificable e imperdonable" esta acción, mientras aseguró que semejantes agresiones no impedirán la marcha hacia la estabilidad y la democracia en Irak.
Bremer no precisó sin embargo las medidas que tomará la coalición para hacer frente a los insurgentes, que han intensificado sus acciones una semana antes del primer aniversario de la caída del régimen de Saddam Hussein.
El último ataque se produjo esta mañana contra un convoy militar de EU que circulaba por una carretera de circunvalación de Faluya, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, donde un vehículo ligero resultó destruido al pisar un artefacto explosivo, aunque se desconoce hasta el momento si hubo víctimas.
Según testigos presenciales citados por la radio iraquí, los soldados que viajaban en el todoterreno pudieron escapar en otro vehículo.
Entonces, varios civiles iraquíes incendiaron el coche y corearon consignas antiestadounidenses alrededor del fuego. Un portavoz militar norteamericano dijo que no podía confirmar este ataque hasta última hora de hoy.
De todas formas, el Ejército estadounidense ha bloqueado durante dos horas los accesos de salida de la capital en dirección al llamado "triángulo suní", lo que habían hecho en otras ocasiones cuando se registraban combates con los insurgentes en esa zona.
Las medidas de seguridad se han extremado de igual forma en toda la capital, y los helicópteros militares sobrevuelan el río Tigris a escasa altura.
Blindados estadounidenses, entre ellos algunos carros de combate Abrams, se han desplegado entretanto en varias zonas de Bagdad, en especial sobre los puentes que cruzan el mismo río.
En la carretera que enlaza el centro de la capital con el aeropuerto, dos artefactos de fabricación casera explotaron al paso de otros tantos vehículos estadounidenses, lo que contribuyó a aumentar la sensación de inseguridad a lo largo de la mañana.
En la propia ciudad de Faluya, la policía iraquí ha establecido controles en las calles, pero las tropas de EU están hoy ausentes de la ciudad y su entorno más cercano.
Un portavoz militar estadounidense dijo que no tenía constancia "de que hayamos entrado, estemos allí o vayamos a entrar en las próximas horas". Según testigos, los colegios y las tiendas permanecen abiertos hoy y el ambiente contrasta de una forma evidente con las escenas vividas el miércoles en Faluya.
A primera hora de esta tarde aún no está claro lo que ha sucedido con los cuerpos de los cuatro civiles estadounidenses, dos de los cuales fueron despedazados ayer y colgados de un puente tras ser arrastrados por una multitud enfebrecida por las calles de la ciudad.
Los cuatro estadounidenses asesinados eran civiles que trabajaban para una compañía privada de seguridad de Carolina del Norte.
Según uno de sus responsables, los cuatro guardaespaldas se ocupaban de "ofrecer protección a los convoyes que reparten comida a diferentes compañías en el área de Faluya".
Junto a estos civiles, ayer también murieron cinco soldados de la primera División de Infantería cuando un artefacto de fabricación casera hizo explosión bajo su vehículo militar en una aldea cercana a Faluya.
Las nueve muertes han hecho del 31 de marzo el día más sangriento para los norteamericanos en Irak desde el pasado enero, cuando nueve soldados murieron al ser derribado su helicóptero militar por los insurgentes en las cercanías de la ciudad.