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PUERTO PRINCIPE, HAITÍ.- El Gobierno de Estados Unidos, en una exhibición de fuerza militar y diplomática, envió a la capital haitiana a infantes de Marina preparados para combatir, así como un mensaje para el líder rebelde Guy Phillipe, quien rápidamente anunció que se desarmará.
Estas medidas señalaron el fin de una rebelión que duró un mes y que cobró la vida de unas 130 personas.
Mientras tanto, algunos líderes caribeños exigieron una investigación internacional independiente sobre la partida del presidente Jean Bertrand Aristide, quien aseguró que fue sacado a punta de pistola por infantes de Marina de Estados Unidos, y expresaron su enojo al indicar que no ofrecerán soldados para la fuerza internacional de paz de las Naciones Unidas para Haití.
La presunta salida obligada de Aristide sentó “un precedente muy peligroso” para todos los líderes elegidos democráticamente en el mundo, señaló el primer ministro de Jamaica, P.J. Patterson, quien habló en nombre de la Comunidad del Caribe (Caricom), integrada por 15 naciones.
En Puerto Príncipe, infantes de Marina salieron del palacio presidencial a su primer patrullaje de reconocimiento desde que la vanguardia de una fuerza de paz de las Naciones Unidas comenzó a llegar a Haití desde el domingo.
Pese a algún estruendo esporádico de disparos de arma de fuego, una caravana de diez vehículos todo terreno Humvee provistos con ametralladoras y vehículos acorazados viajaron por un sector de unas 30 calles en el corazón de la capital haitiana.
Mientras algunos infantes de Marina quitaban de las carreteras algunos autos calcinados, fusileros vigilaban las calles detrás de las mirillas de sus armas.
Algunos habitantes miraban preocupados lo que ocurría desde los balcones, mientras otros mostraron su hostilidad abierta.
Fue una visión muy diferente a la manera como los haitianos recibieron a 20 mil soldados estadounidenses que invadieron a este país en 1994 para perseguir a dictadores militares brutales y restaurar en su cargo al depuesto Aristide.
Para algunos, estos soldados de paz extranjeros son una fuerza de ocupación que llevó al derrocamiento de Aristide.
Más temprano, una intensa batalla se desató ayer entre grupos rebeldes y partidarios de Aristide en un barrio pobre de la capital que es bastión de los seguidores del Presidente derrocado.
Varios periodistas que se refugiaron en la entrada de una casa del barrio informaron acerca de lo que ocurría a través de sus teléfonos móviles, luchando por hacerse entender por encima del fragor de los disparos.
No hubo indicios de que las fuerzas francesas o estadounidenses ya emplazadas en el país estuviesen dispuestas a intervenir en el tiroteo desatado en el barrio pobre de La Salines, con alcantarillado abierto y calles llenas de basura.
El total de víctimas de la violencia subió a por lo menos 130. En la morgue local, donde no había refrigeración ni generadores eléctricos, un empleado dijo que se habían recibido 30 cadáveres desde el domingo.
Al día siguiente de declararse nuevo jefe militar de Haití, el cabecilla rebelde Guy Phillipe se reunió brevemente ayer con el embajador estadounidense James Foley y con otros funcionarios.
El coronel Mark Gurganis, comandante de los soldados estadounidenses desplegados en Haití, dijo a los periodistas que él y otros funcionarios de Estados Unidos pidieron a Phillipe durante un encuentro celebrado ayer “que cumpla con lo que había dicho que iba a hacer y que depusiera las armas”.
Posteriormente, Phillipe anunció en una conferencia de prensa que “ahora que hay soldados extranjeros que prometen proteger al pueblo haitiano... nosotros entregaremos las armas”.
Sus partidarios se mostraron sombríos cuando Phillipe anunció que “éste será el último comunicado que daremos aquí en nombre del Frente de Liberación”.