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Protesta Vaticano por arrestos de obispos en China

El portavoz vaticano, Joaquín Navarro informó que desde el 27 de mayo no se tienen noticias del obispo de Xuanhua de 84 años y fue detenido por la policía.

23 de junio 2004.

Ciudad del Vaticano, (EFE).- El Vaticano criticó hoy los arrestos de obispos católicos en China y manifestó que es "inconcebible" que en un Estado de derecho se contravengan los derechos de las personas, entre ellos el de la libertad religiosa.

Las nuevas críticas las hizo hoy el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, quien afirmó que desde el 27 de mayo no se tienen noticias del obispo de Xuanhua, que tiene 84 años y fue detenido por la policía.

Navarro denunció también que el obispo coadjutor de Xiwanzi "fue tomado en custodia" del 2 al 12 de este mes de junio y que el obispo de Zhengding (Jia Zhiguo), fue retenido por las autoridades chinas durante cinco días.

"La Santa Sede siente un profundo dolor por estas medidas, cuyas razones no han sido comunicadas. Son inconcebibles en un Estado de derecho y contravienen los derechos de las personas, en particular el de la libertad religiosa", dijo Navarro y precisó que ese derecho está sancionado en numerosos documentos internacionales "y suscrito también por la República Popular China".

Esta es la tercera vez en pocos meses que el Vaticano protesta por la detención en China de obispos católicos en comunión con Roma.

En abril pasado ya fue arrestado el obispo Jia Zhiguo, de 69 años, y varias semanas antes un sacerdote.

Este prelado, ordenado en 1980, ha pasado veinte años en prisión por sus creencias religiosas, y en abril de 2002 ya fue otra vez detenido, aunque liberado pocos días después.

El Vaticano y China continental no mantienen relaciones diplomáticas desde 1957, después de que el Papa excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno de Pekín, que a su vez expulsó al nuncio apostólico que había acreditado el Gobierno nacionalista de Chiang Kai Shek, que se estableció en la isla de Taiwán.

Un año antes, en 1956, el presidente comunista chino Mao Zedong había creado la Iglesia Patriótica, subordinada al control del Estado.

En este medio siglo las relaciones entre el Vaticano y Pekín fueron tormentosas y se enfriaron aún más en octubre de 2000, después de que el Papa canonizara a 120 mártires de China, considerados, sin embargo, por el Gobierno comunista como traidores a la patria.

Ya en enero de ese año Pekín había desafiado al Vaticano nombrando a cinco obispos sin el permiso del Papa.

En 2001 el Papa tendió una mano a Pekín pidiendo perdón a China por los daños cometidos por los cristianos en el pasado, a la vez que propuso la reanudación del diálogo y la "normalización" de relaciones diplomáticas.

Sin embargo, a Pekín le supo a poco ese histórico "mea culpa" e insistió en que Roma nunca debió proclamar santos a los 120 mártires.

Para restablecer relaciones con el Vaticano, Pekín exige que la Santa Sede rompa relaciones diplomáticas con Taiwán y que deje de "interferir" en los asuntos internos de China.

Actualmente, existen en la China comunista entre ocho y diez millones de católicos, repartidos entre las dos iglesias (la Patriótica y la fiel a Roma).

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