EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- En el suelo del antiguo basurero municipal, ubicado en terrenos del ejido Santo Niño, existe un área donde la tierra es más suave y pareciera ?mojada?. Enterrados, con apenas unos centímetros en la superficie, se distinguen dos tanques metálicos, que se presume contienen malatión, gas tóxico que se utiliza para acabar con el mosquito del dengue.
El olor a gas en este sitio es aún más penetrante que el desagradable aroma de los desperdicios. La permanencia en dicha área por unos minutos asegura un dolor de cabeza y vómitos posteriores.
Muy cerca de esta área, los ejidatarios de Santo Tomás pepenan y queman desperdicios. Algunos desconocen la existencia de estos tanques, otros comentan que no se acercan porque desconfían del fuerte hedor a gas.
Sin embargo, empleados de la Secretaría de Salud, que no revelaron su nombre para evitar represalias, aseguran que el contenido de los botes es malatión, que se enterraron hace dos años en el basurero, por órdenes de la Jurisdicción Sanitaria número siete, pues se localizaban en Los Mercaditos, una colonia cercana al Hospital General, donde las quejas de los locatarios eran frecuentes por los malos olores, que aún perciben, a pesar de que se levantó todo el piso contaminado.
Los tanques habían permanecido ocultos bajo el suelo de Santo Niño, pero el sábado por la tarde se realizaron algunas excavaciones en el lugar y quedaron al descubierto dos botes. En la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa), se confirmó que existe una denuncia realizada respecto a esta cuestión, pero no se proporcionó más información.
Los empleados señalaron que el gas quedó luego de que una campaña contra el mosquito causante del dengue se cancelara. Subrayaron que dicha sustancia es muy tóxica y requiere ser desechada de acuerdo a la norma, de lo contrario, puede generar consecuencias en los diversos ejidatarios que acuden con frecuencia al basurero.
Insalubridad
En un recorrido realizado por El Siglo de Torreón por el antiguo basurero municipal, se encontraron restos de huesos de reses e incluso un cerdo completo en descomposición.
En el lugar algunos ejidatarios procedentes de Santo Niño se encargaban de quemar los desperdicios para evitar los malos olores. Uno de ellos manifestó que frecuentemente llegan las camionetas blancas procedentes del rastro municipal de Madero y arrojan cadáveres de animales, en su mayoría reses, pero lejos de prenderles fuego, los dejan a la intemperie.
Los perros no tardan en roer los restos. Los ejidatarios prefieren prenderle fuego a los cadáveres para evitar los malos olores, aunque admiten que las reses pudieran estar enfermas y propagar enfermedades a las personas, a través de los canes.
También se encontraron jeringas con las agujas al descubierto, envases, tubos de ensayo y algunas muestras de reses. Los encargados del basurero manifestaron que posiblemente pertenecían a algún establo, pero desconocieron más del tema.
Sin embargo, en visitas anteriores a estos terrenos no había este tipo de muestras, por lo que los señores consideran que pudieron ser arrojadas recientemente.