La liberación de la mujer no necesariamente implica un feminismo recalcitrante, o sea: la aversión al género masculino o el rechazo hacia los aspectos femeninos de la vida.
La mujer liberada lo que quiere es tener su propio espacio y su propia proyección como lo hace el hombre, porque si no es así entonces qué caso tiene que se prepare académicamente. Claro que esa preparación le puede servir para apoyar a su familia pero, también para obtener su desarrollo personal.
Lo anterior viene a colación porque me enteré por los medios de comunicación que un grupo de mujeres celebró más de veinte años de la fundación de un club de jardinería, y me puse a reflexionar al respecto lo siguiente:
Las integrantes de dicho club además de amas de casa son profesionistas, ejecutivas, mujeres exitosas, liberadas, que siguen cultivando un gusto por las flores y las plantas, lo cual es muy bueno porque los hombres, que todo critican, piensan que a las mujeres modernas no les gusta lo femenino y he aquí una prueba de que eso no es así, porque mantener un grupo por tanto tiempo junto significa un amor real a lo que se hace y considero que no hay aspecto más femenino que el cuidado de lo hermoso que nos ofrece la naturaleza.
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