El sarampión es una infección aguda exantemática (erupciones en la piel), es una virosis humana para la que hay una susceptibilidad universal por ser altamente contagiosa desde antes de que aparezca la erupción y en tanto permanezca el exantema. Se transmite por la inhalación de gotitas infecciosas y se calcula que alrededor del 90 por ciento de las personas no inmunizadas desarrollarán la enfermedad si en su hogar hay alguna persona enferma. Es endémico-epidémico y su período de incubación es de diez a 11 días. Su contagio es alto porque bastan unos cuantos minutos para contraer la enfermedad por gotitas de Flüge, procedentes de las secreciones nasofaríngeas de los enfermos al hablar, toser o estornudar. La población más susceptible es la escolar y la preescolar, siendo más grave en estos últimos que en los escolares y adultos jóvenes.
Si bien en general es de curso benigno, suelen ocurrir complicaciones graves como las otitis media, neumonías, bronquitis, bronquiolitis y, en algunos casos más raros, encefalitis o un llamado ?sarampión hemorrágico?, que causa sangrados generalizados. Cuando el sarampión evoluciona sin presentar exantema la mortalidad alcanza cifras de 80-100 por ciento. La OMS calcula que se evitan un millón de muertes al año gracias a la vacuna antisarampionosa.
La vacunación del sarampión sigue un esquema simple, pero que requiere del apoyo de médicos, padres de familia y maestros. En la primera etapa, de los cero a seis meses se aplica la vacuna Triple Viral que protege contra el sarampión, rubéola y parotiditis (paperas). En la segunda etapa, cuando el niño cumple seis años se aplica la Doble Viral que sigue protegiendo contra el sarampión y la rubéola, y se lleva a cabo en el mes de octubre dentro del calendario escolar, contando con el apoyo de los planteles educativos para hacer conciencia a los padres de esta acción y además, porque se tiene la captación de los infantes en las aulas. En la tercera etapa se aplica nuevamente la Doble Viral, de los 14 a los 39 años, protegiendo sobre todo a las mujeres en edad reproductiva, las cuales pueden llegar a embarazarse afectando el producto con alguna deformidad.
Hace algunos años, la única dosis obligatoria era la Triple Viral, entre los cero o seis meses de edad porque se pensaba que con ésa era suficiente; pero la historia natural de la enfermedad señaló lo contrario. En el año de 1989 hubo una epidemia en miles de niños ya vacunados que hizo reflexionar a las autoridades sanitarias y se llegó a la conclusión que la Triple Viral no daba inmunidad permanente, dándose como obligatorio revacunar a los seis años de edad. En 1996, debido a otra epidemia, nuevamente se concluyó que por la misma razón, la no inmunidad permanente y la protección de las futuras madres, era necesaria una nueva revacunación de los 14 a los 39 años de edad, siendo en adultos mayores menor el riesgo de contagio.
De acuerdo a los expertos, es muy importante tomar en cuenta que las instituciones del Sector Salud, como la S.S.A., el IMSS, el ISSSTE, tienen muy buen control de sus vacunas y aunque los pediatras particulares pudieran contar con vacunas de mejor calidad el control de conservación de las mismas es menos adecuado. Los epidemiólogos llaman a esto la ?red de frío?, que significa que hay un seguimiento absoluto desde que la vacuna se produce hasta que es aplicada por medio de un sistema de ?bitácora de control?, en donde los refrigeradores del Sector Salud cuentan con sistemas de emergencia visuales y auditivas, que en 28 segundos avisan si detectan un problema en el enfriamiento (necesario para la óptima conservación de la vacuna), mecanismos que generalmente no se contemplan en los refrigeradores convencionales de los consultorios particulares, además de que el conocimiento que se requiere sobre el manejo de las vacunas lo tienen los epidemiólogos, desde en qué parte del refrigerador se deben colocar, etc.
El Consejo Nacional de Vacunación contempla la aplicación de la 2ª. y 3a. etapas de vacunación dentro de las instituciones de enseñanza donde los alumnos están cautivos y se tiene mejor control, siendo esto más fácil en las escuelas de gobierno porque la Secretaría de Educación Pública tiene ingerencia en ellas, pero en lo que toca a los colegios particulares, existen algunos que no permiten que las brigadas nacionales de vacunación entren a sus instalaciones para captar a quienes requieren ser vacunados porque se tiene la idea que la mayoría cuentan con pediatras particulares. Al obstaculizar un procedimiento de salud nacional se ocasiona que un diez por ciento de la población infantil quede desprotegida, ya que no todos los padres de familia tienen esa precaución.
En la Comarca Lagunera los expertos consideran que se tiene una cobertura de vacunación del 90 por ciento, lo que se considera un alto porcentaje, gracias a la tenacidad de las autoridades cívica y médicas, al existir un Comité de Vigilancia Epidemiológica conformado por personas calificadas de la SSA, IMSS, ISSSTE, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Educación Pública, la Universidad Autónoma de Coahuila y la Iniciativa Privada, que se reúnen periódicamente para, como su nombre lo indica, vigilar el cumplimiento de las normas de salud en la población, pero sin el apoyo imprescindible de los padres de familia esto no se hubiera logrado.
Por eso es conveniente hacer un llamado a las Sociedades de Padres de Familia de los colegios renuentes a permitir el apoyo de las brigadas nacionales de vacunación para valorar esta situación y lograr que la acepten e intercedan para su aplicación, ya que los controles adecuados de salud poblacional nos benefician a todos.
En cuanto al llamado de las autoridades médicas a vacunarse por el brote epidémico, se debe respetar lo estipulado, y aquellas personas que no tengan las revacunaciones pertinentes, o que tengan dudas al respecto, tendrán que acudir a buscar la protección contra el sarampión.