Si va usted a Santo Domingo, República Dominicana, le mostrarán el lugar donde están expuestos los restos de Cristóbal Colón: un faro con la forma de una cruz, que fue abierto en 1992 con motivo del 500 aniversario del primer viaje de Colón a América, en una caja conteniendo los huesos que encontraron unos trabajadores al excavar en la Catedral de Santo Domingo en 1877, con una leyenda en español que dice: Ilustre y distinguido hombre, Don Cristóbal Colón.
Pero, si va a España, le mostrarán un decorado alhajero que se encuentra en la Catedral de Sevilla, que contiene los restos de Colón, los cuales fueron trasladados de Santo Domingo a Cuba en 1795 y al término de la guerra América-España en 1898 fueron llevados a Sevilla.
Actualmente, los científicos españoles dicen que el ADN estudiado en los huesos de Sevilla fueron comparados con dos descendientes de Colón, mostrando que son del explorador, pero como los restos están muy fraccionados no se consideraron muy claras las pruebas.
Ahora quieren que se permita el estudio de los restos que se encuentran en Santo Domingo para dejar muy claro cuáles son los verdaderos, pero el gobierno de este país se rehusó a permitirlo. Por lo tanto, sigue la incógnita, y los turistas que vienen de Europa irán a Sto. Domingo, y los que van de América visitarán Sevilla, todos con la misma idea: estar frente a lo que se supone es lo que queda de Cristóbal Colón.
