El jueves pasado el R. Ayuntamiento, a través de la Dirección Municipal de Cultura, ofreció un homenaje al Señor Obispo Emérito de Torreón, don Fernando Romo Gutiérrez con motivo de sus 64 años de vida sacerdotal por su fecunda trayectoria como sacerdote y Primer Obispo de nuestra Diócesis, en reconocimiento al ciudadano que ha formado parte de nuestra población y que aportó las ventajas que obtuvo nuestra ciudad al ser cabecera de un obispado, sobre todo en lo referente a la formación e influencia en la juventud que tan necesitada siempre ha estado de valores éticos y espirituales, como lo señaló el Lic. Guillermo Anaya Llamas, Presidente Municipal de Torreón, al hacerle entrega de la insignia conmemorativa del acto.
El Lic. Alberto González Domene, Director Municipal de Cultura, resaltó la llegada de don Fernando ?en aquellos tiempos difíciles de La Laguna cuando los seglares del campo y de la ciudad permanecían en tierra indómita de misión, alejados por lo general de la espiritualidad cristiana... sin pensar en nuestra trascendencia como seres humanos, se vivía dedicados a la trivialidad después de sacarle a la tierra el blanco fruto...?, recordando que Monseñor se identificó con nosotros a tal grado que solía decir que ?aquél que llega a La Laguna y enfrenta las tolvaneras, escupe adobes, pero se queda aquí para siempre?.
Al escuchar al Lic. González Domene se me vinieron a la cabeza mil recuerdos, personales, familiares y sociales, de la época boyante de la siembra y cosecha del algodón, cuando llegó el Primer Obispo a Torreón y de la alegría con que fue recibido por los laguneros. Tuvimos la suerte de que nos enviaran una persona como don Fernando que estuvo completamente a tono con la pujanza de La Laguna de aquellos años, lleno de proyectos de apoyo a toda la región, los cuales llevó a cabo con el carisma y afecto que lo caracterizan.
Fue un acto sencillo, profundo y afectuoso, y por lo mismo espléndido, con la asistencia y complacencia de la gente que presenció y disfrutó de los beneficios obtenidos durante los 46 años de estadía entre nosotros, 33 de ellos como Obispo y 13 como Obispo Emérito, reconociendo que es una persona que no vino a medrar o lucrar a través de su labor pastoral, sino que vino a sembrar y, como lo dijo el Lic. Anaya Llamas, ?hoy, frente a su campo cultivado, el sembrador debe sonreír, pues la semilla fue bien puesta en el surco, cultivada con esmero, y puede recibir satisfecho el producto de su cosecha?.
Gracias, don Fernando, y ¡felicidades!...
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