En el año de 1988, Juan y Artemisa Romero me invitaron a presenciar algunos partidos de fútbol de sus hijos. Después de acompañarlos y constatar las buenas relaciones familiares que propiciaban esas conductas paternas sobre el ánimo de los muchachos, escribí una columna titulada: Interés Paterno, relatando la buena impresión que me causó el apoyo de los padres en los deportes que practicaban dentro y fuera de la escuela, porque eso significaba no tan sólo fomentarles esa actividad, sino que asistiendo a sus juegos compartían con ellos sus triunfos y sus fracasos.
Han pasado 16 años desde entonces, y en días pasados Juan y Artemisa me invitaron a presenciar un partido de softbol en el que participaron Juan, sus hermanos, sus sobrinos y sus hijos; situación que disfruté muchísimo al ver de nuevo a esos niños ahora jugando como adultos. Todos ellos han formado un equipo llamado: Rafa Romero, el que juega contra otros equipos de la Liga Nocturna de Softbol Ricardo Acosta Mauricio. Este tipo de deporte favorece el que todos los integrantes de la familia participen porque se considera de categoría abierta y pueden practicarlo en todas las edades, ya que las posiciones se juegan más por experiencia que por esfuerzo físico. Aunque cada partido significa una competencia con el equipo contrario, lo más importante es jugar y divertirse, logrando ganar torneos en varias ocasiones.
Me comentaba Juan Romero que la intención inicial de jugar el softbol fue para seguir conservando la unión familiar, ya que ese deporte favorece la participación de los adultos mayores con los hijos jóvenes y no tan jóvenes, sin haber un tope de edad, y me decía: ?a lo mejor en el futuro los nietos también participarán en el equipo?.
En esta dinámica familiar también colaboran las esposas, las hijas y las sobrinas; por un lado permitiéndoles disfrutar de su deporte, y por otro, asistiendo a los juegos para ?echarles porras? o reuniéndose por su parte para conversar y disfrutar de un rato agradable entre ellas mismas.
Y aquí, quiero repetir lo que escribí hace 16 años: ?Así como la semilla sembrada en forma apropiada da mejores frutos, lo mismo sucede con los hijos. Mientras más tiempo les dediques para su formación, mayores éxitos cosecharás?.
