Todos los años celebramos el nacimiento de Jesús el día 24 de diciembre, lo que llamamos Navidad, y cada año la comercialización alrededor de esta hermosa fecha es más burda. ¿Cómo es posible que desde el mes de octubre ya se encontraban a la venta artículos navideños: foquitos, esferas, santacloses, nacimientos, escarcha, heno, árboles, etc., desvirtuando por completo el espíritu que debe prevalecer por este acontecimiento tan importante para la cristiandad?
Puede que esté equivocada porque las personas que son expertos en mercadotecnia piensan de otra manera, pero, yo creo que se vendería igual si se iniciara la venta de esos artículos durante el mes de diciembre únicamente y eso le daría, además, un mejor espíritu navideño, porque se relacionaría más con la fecha que se está celebrando. Al fin que, si se planea, un mes es suficiente para organizar un día especial.
Yo recuerdo que cuando todo el boom navideño era únicamente en el mes de diciembre, la última semana previa a los días 24 y 25 sentíamos una alegría y una urgencia muy especial para hacer las últimas compras, para que no se nos olvidaran nadie en los regalos, también para que nadie nos olvidara; el recibir las últimas noticias de quiénes vendrían a la cena, o a dónde iríamos, etc., todo esto con cierta premura, lo que le daba un encanto especial.
Ahora, como todo se quiere hacer mecanizado, nos dan tiempo para razonar, para pensar, para actuar y hasta para rechazar invitaciones, lo que, de alguna manera, ocasiona que se pierda la espontaneidad y las sorpresas. Además, olvidamos lo que realmente estamos celebrando.