En Europa es cada vez mayor el número de madres de familia que han decidido dejar de trabajar y permanecer en el hogar al cuidado de sus hijos, porque han llegado a la conclusión que, además de que éstos las necesitan, ellas se sienten realizadas haciendo esa actividad.
El atender una casa requiere, además de trabajo físico, un sistema organizado para que se puedan realizar diariamente todas las acciones de manera efectiva, tales como: estar pendiente del desayuno de la familia y el refrigerio para la escuela; llevar y recoger a los hijos a las escuelas, o planificar y compartir los ?viajes? ?como le llaman a turnarse con las vecinas y amigas para ahorrarse gasolina y tiempo-; mantener la casa limpia y en orden -ya sea que lo hagan en lo personal o tengan ayuda-; planificar los tres alimentos: desayuno, comida y cena con las tres ?Bs?: bueno, bonito y barato, a lo que se agrega nutritivo; que los uniformes y la ropa de uso, sábanas, toallas, manteles, etc., estén limpios y ordenados, así como guardar todo en su lugar y ver si necesitan costura y hacerlo; planificar y hacer las compras de la despensa; acompañar a los hijos a las horas de las comidas para vigilar que sí coman lo que deben y no lo que quieren; asistir a las citas escolares para saber de sus hijos; acompañar a los hijos a algunas actividades docentes; llevarlos y traerlos a sus entrenamientos deportivos o clases artísticas, o planificar y compartir viaje-; llevar a los hijos a conseguir lo que les piden en las escuelas: útiles, estampas, mapas, colores, etc.; llevar a los hijos a las piñatas; llevar y recoger a los hijos con sus amiguitos; vigilar las tareas escolares; vigilar las tareas escolares; vigilar... -esto es constante toda la tarde porque los hijos tratan de ?escaparse? de esta obligación-; etc...
Como ven, no es tarea fácil si se quiere tener éxito. Hay que echarle ganas y cerebro..., mucho cerebro. Mientras mejor organizada esté el ama de casa, puede tener más tiempo libre para: desayunar con las amigas, tomarse un cafecito, ?echarse el chal?, tomar una siesta, ir al salón de belleza, visitar a las vecinas, asistir a uno que otro curso, tomar un diplomado o hacer labor a favor de la comunidad.
Si la mujer trabaja, todo lo anterior lo deja en manos de otras personas y se priva de compartir con sus hijos los sinsabores y las alegrías de ser una madre doméstica, además que, se supone, su suplente no se desempeña igual que ella porque no es la madre.
Es muy satisfactorio realizarse en la profesión que la mujer escogió para estudiar pero, definitivamente, es más agradable y reconfortante dedicarse a la casa y estar al pendiente de su familia. Ambas actividades requieren el mismo esfuerzo, lo importante es que -ya sea una o la otra- se lleven a cabo con serenidad conscientes de que eso hay que hacer debido a dos motivos importantes: razones económicas o esposos controladores, pero al mismo tiempo con alegría porque eso les tocó y hay que sacarle el mejor partido posible a nuestro diario vivir.