La vida actual tan llena de conflictos y presiones ha perturbado pautas establecidas en el individuo, en la familia y en la comunidad. En un medio que está cambiando continuamente, que es inestable, impredecible, y ahora todavía más por la desconfianza en nuestros gobernantes, todos sentimos el peligro, pero, de alguna manera debemos buscar recursos para lograr la salud mental, la seguridad y el enriquecimiento del espíritu, tratando de obtener una vida más plena.
¿Cómo definiríamos ?Salud Mental?? Como el conjunto de madurez, armonía y felicidad, pero también, como lo señalaba el médico austriaco Sigmund Freud: es amar y trabajar. Pero, todo esto sólo se logra en compañía de otros, no se puede llevar a cabo en la soledad, de ahí que Menninger nos diga que: la salud mental es la adaptación de los seres humanos al mundo con un máximo de eficacia y felicidad. Por otra parte, Erich Fromm señala que: una persona es sana mentalmente si puede cumplir con sus roles sociales (familia, sociedad, trabajo, vecinos, amistades, etc.), y la OMS refiere que es: la capacidad para establecer relaciones personales armónicas.
En las trastornadas relaciones entre la persona y el ambiente, se buscan defensas para lograr sobrevivir. Una buena defensa es encontrar una solución realista para el conflicto para mejorar el desarrollo personal, otra es contener el conflicto dentro de la persona mientras se busca la solución y la tercera es estar siempre a la defensiva. Esto último siempre nos traerá muchas dificultades con nosotros mismos y hacia los demás; además de ocurrir un aislamiento emocional progresivo que nos puede llevar hasta la desintegración de la personalidad.
Ahora bien, el problema cuando hay un individuo que está siempre a la defensiva es que dicha persona no es un sistema cerrado, sino que debe actuar con los demás en forma recíproca e interdependiente, y ¿qué es lo que sucede?, que en cualquier tipo de sociedad, ya sea la familia, el trabajo, la escuela, etc., un individuo con trastornos de personalidad afecta a los demás y llega un momento en que todos los miembros del grupo llegan a enfermar y se producen relaciones muy neuróticas.
Todo lo anterior produce mucha angustia en el individuo conflictivo, debido a su propia actitud y a la reacción de su medio ambiente, dando lugar a la frustración y llegando hasta la depresión.