Un día de la semana pasada amanecimos con una nueva ?santa?. Como México es el país de lo absurdo, aquí, en lugar del dicho ?el que de santo resbala hasta demonio no para?, es al revés: ?la que de demonio resbala hasta santa no para?.
Ahora Gloria no tan sólo no es culpable sino que resultó ser una ?hermana de la caridad?: increíble buena madre, buena hija, buena amiga, buena cristiana, víctima de sus acusadoras, con contratos al parecer millonarios para continuar su carrera artística como premio a su ?buena conducta?, etc., con decirles que hasta el modito de hablar le cambió y en sus múltiples entrevistas, promocionadas exhaustivamente, se muestra humilde, comprensiva, benévola con sus detractoras, poniendo cara de ?yo no fui, fue Teté...?, etc.
Ya sabemos que las leyes de este país son corruptas, o no comprensibles -cómo es posible que el juez señale todas las acusaciones y los testimoniales de las múltiples madres-testigos reclutadas por las acusadas y al terminar diga que se le declara inocente por no haber comprobación (y todos los niños que bajaron con ellas al regresar a México, ¿eran de ?mentiritas?... ¿o qué?), sin embargo, el problema principal reside en que siempre existirán niñas adolescentes con ideas preconcebidas ?erróneas- de que la farándula es lo máximo para tener fama y fortuna y Gloria seguirá siendo un ejemplo pésimo para ellas.
Está ampliamente comprobado que un delincuente es difícil que se regenere, sobre todo en lo que toca a crímenes relacionados con la sexualidad, por lo que las posibilidades de que un delito de esta naturaleza se vuelva a presentar son altas. Ojalá y me equivoque y el tiempo no me dé la razón, pero, por las dudas, padres de familia... ¡cuiden a sus hijas..., dialoguen con ellas..., protéjanlas!... porque la mitad del ?clan? andan sueltas.