La ancianidad... ¿Un estorbo?
El 28 de agosto se celebra el Día del Anciano y con ese motivo se llevan a cabo en los asilos algunas actividades para festejarlos: misas, desayunos, comidas, o simplemente pastel y helado, además de que se les obsequia un regalo, aunque sea pequeño, para que ellos se sientan queridos y aceptados, lo que constituye una alegría inmensa para ellos porque, generalmente, son personas que experimentan una gran soledad, inherente a su edad y a sus condiciones de vida.
Por este motivo, quiero retomar la frase con la que encabecé una entrevista periodística que realicé hace algunos años a la madre superiora del asilo de esta ciudad: Adopte un Anciano.
No me refiero a la adopción legal de llevarse a algún anciano a su casa, mantenerlo y cuidarlo, sino a la tarea de hacer el propósito firme de ir periódicamente a los asilos, tanto el de Torreón como el de Ciudad Lerdo, a llevar algún satisfactor alimenticio, ropa, cobija, sábanas, etc., pero sobre todo, platicar con ellos, interesarse por su estado de ánimo, su sentir personal de estar asilados en una institución apartado de sus hijos (as) y de sus nietos (as).
Los ancianos tienen un estado regresivo y se convierten mentalmente en niños: se sienten amenazados, rechazados, olvidados y sufren intensamente su soledad. Requieren que se les escuchen sus quejas, aunque en ocasiones estén basadas en apreciaciones equivocadas.
No quiero redundar en el hecho de que se les abandonó, a pesar de todo lo que realizaron por los demás durante su vida activa, etc., etc... Sólo quiero hacer hincapié en la necesidad que tienen actualmente de compañía y comprensión.
A los familiares les quiero recordar que todos vamos a pasar por el camino de la ancianidad y el ejemplo que proporcionemos a nuestros hijos sobre el trato que damos a sus abuelos, se nos puede “revirar” hacia nosotros. Si tienen algún familiar asilado, traten de visitarlo con cierta frecuencia, porque lo que para ustedes significa una carga, para ellos la visita familiar puede ser el momento más esperado de su existencia.
Cuando menos el día de hoy, ¡visítenlos!... Ellos se los agradecerán.