Ana Guevara
En estos días la figura de la atleta Ana Guevara ha sido mención obligada de todos los medios de comunicación por lo que ella representa para el deporte mexicano, aun después de su exitosa participación en las Olimpiadas de Atenas, porque constituye un orgullo para el país y un ejemplo a seguir para los jóvenes.
Se ha hecho la cobertura de su participación y se han proyectado documentales sobre su vida deportiva en todos los canales de televisión, nacionales y extranjeros y a través de éstos, sabemos que practicaba el basquetbol y que por circunstancias de la vida cambió al atletismo, con un éxito rotundo.
Pienso que este cambio no fue fortuito, como lo han señalado los comentaristas, sino que se dio precisamente por las características de personalidad de Ana Guevara. Ella era una muy buena basquetbolista, e inclusive debido a esto estudiaba becada en centros educativos de los Estados Unidos. Sufrió un problema de salud en su mano y por ello tuvo que dejar de jugar, pero, en lugar de mantenerse descansando esperando su recuperación, como no tenía ningún daño en sus piernas decidió aventurarse en el atletismo. Al incursionar en este último deporte, sorpresivamente descubrió que tenía mayores facultades físicas para correr debido a sus características corporales y, a pesar de que el basquetbol le proporcionaba beca de estudiante, dejó esta disciplina y se dedicó por completo a practicar el correr distancias.
Si ella se hubiera dejado ir por el pesimismo y hubiera tenido lástima de sí misma por el daño a su mano, permaneciendo inactiva, no sería la atleta actual. Por ello, debido a su positiva actitud ante la vida, se le debe considerar: triunfadora, medallista olímpica, millonaria (por participaciones y publicidad), famosa y apreciada por todos.
¡Felicidades, Ana!...