Crisis de angustia
Las emociones son producto del funcionamiento del cerebro y tienen como objetivo la permanencia de la vida y su continuación, conforme el cerebro se hace más grande las funciones se amplían y se hacen complejas, en el humano el pensamiento, fantasías y predicciones hacen que las emociones se estimulen sin que se encuentre presente un estímulo inmediato.
El miedo es una de las emociones básicas que nos protegen de peligros concretos, inminentes o posibles, de esta manera podemos prepararnos para evitarlos aumentando nuestra posibilidad de protegernos, como todas las demás funciones del cerebro la emotividad es producto de la programación biológica expresada en los genes y del ambiente que exagera o disminuye la afectividad individual, una emotividad sana es producto de un ambiente adecuado que favorece una mente clara que despierta emociones congruentes sirviendo de esta manera a su objetivo natural que es la sobrevivencia.
Existen alteraciones psiquiátricas donde las emociones se muestran enfermas, se presentan sin motivo o lo hacen en forma exagerada, sucede en el trastorno de la personalidad (antes llamadas neurosis), en la bioquímica cerebral alterada como pasa en la depresión mayor, en la enfermedad bipolar o en trastornos psicótico-delirantes (paranoia o en la esquizofrenia) o bajo el efecto de substancias y medicamentos.
El miedo y la angustia tienen como diferencia esencial que en el primero la emoción es congruente en intensidad y duración con la causa, se puede decir que la angustia es la manifestación enferma del miedo, la hipersensibilidad propia del trastorno de personalidad es el ejemplo clásico de esta emotividad alterada.
El miedo transformado en angustia puede llegar a presentarse por crisis de una intensidad especialmente grande, las manifestaciones son de aceleramiento de la frecuencia cardiaca, sudoración y bochornos, náusea, dolor toráxico (que hace temer un infarto al corazón), sensación de ahogo con la percepción de que no entra suficiente aire, mareos, miedo a perder la razón y sensación de que algo grave puede suceder, miedo a morir en ese momento, pérdida de control de emociones y pensamientos, adormecimiento en algunas áreas del cuerpo, temblor generalizado, la emoción de angustia llega a ser tan grande que se tiene el impulso a salir corriendo y buscar lugares más abiertos ventilados, generalmente el ataque se instala durante diez minutos a 15 y los pacientes tienen la sensación de que nunca va a terminar, en Estados Unidos de América se denomina ?panic attack? y es un cuadro relativamente frecuente, el problema emocional puede llegar a ser desencadenado por situaciones especificas pero también se presenta sin que exista nada que lo dispare, situaciones como conducir un automóvil, estar en espacios estrechos o dentro de multitudes, en un teatro y lejos de la salida, abordar un avión o incluso salir de casa o de la ciudad (agorafobia) pueden llegar a provocar las crisis de ansiedad, el sufrimiento es poco imaginado por los demás por lo que frecuentemente no tienen el adecuado apoyo de parte de la familia y muchos médicos no están familiarizados con el trastorno.
Las personas que sufren estos ataques acuden con frecuencia al servicio de urgencias de los hospitales debido a la intensidad de la ansiedad y el miedo incontrolable de que algo grave les puede suceder, los estudios de electrocardiografía son frecuentes para descartar la idea de un infarto.
Las crisis de ansiedad tienden a aumentar de frecuencia debido a las presiones psicológicas del medio urbano, las exigencias laborales y el exceso de trabajo, el debilitamiento de la estructura familiar, el ambiente contaminado (ruido, humo o multitudes), sin embargo se han encontrado que en algunas familias el trastorno se presenta con más frecuencia que en otras por lo que existe un factor hereditario.
El funcionamiento del cerebro aún es desconocido en gran medida pues apenas hace diez años se ha contado con tecnología e información científica para empezar a entenderlo, se conocen aproximadamente cincuenta neurotransmisores involucrados en distintas vivencias emocionales pero se sospecha que existen cientos, las crisis de pánico es uno de los trastornos del que no se conoce lo suficiente, la depresión bioquímica (endógena) se considera una de las explicaciones, exceso de catecolamina en especial la norepinefrina y noradrenalina también han sido estudiadas y de alguna manera participan en las crisis, la hipersensibilidad de receptores a determinados receptores o lesiones cerebrales se consideran posibles causas, es importante descartar enfermedades que llegan a provocar crisis de ansiedad como problemas de hipófisis, el hipertiroidismo, hiperactividad suprarrenal, variaciones de glucosa en diabéticos, hipoglucemia (disminución de azúcar en sangre), problemas valvulares de corazón, crisis de presión arterial alta, síndrome de abstinencia en adictos, además de éstas y otras enfermedades que pueden provocar exageración de la angustia el efecto de distintos medicamentos pueden causar esta crisis como lo son los corticoides (usadas frecuentemente en enfermedades auto inmunes), medicamentos oncológicos (usados para tratar el cáncer), hormonas tiroideas, antagonistas de la dopa amina (metoclopramida, haloperidol, fenotiazinas, etc.), algunos antidepresivos, anfetamínicos, cocaína, derivados de la morfina, psicodislépticos (peyote, hongos alucinógenos L.S.D.).
Los tratamientos han dado buenos resultados a la mayoría pero no a todos, de cualquier manera tenemos recursos para que las personas que las sufren sientan más seguridad de que no están solos y que pueden llevar una vida prácticamente normal, los antidepresivos no deben ser usados sin antes haber demostrado eficacia pues cada persona responde diferente en cada uno de ellos, lo mismo sucede con los ansiolíticos ya que la tolerancia a los efectos colaterales (somnolencia y mareos) y benéficos no son los mismos para todos, el tiempo de tratamiento no se puede determinar con rigidez pues ha de adaptarse a cada caso, la psicoterapia de apoyo y de desensibilización es bastante útil (afrontar los miedos cuando el paciente se encuentre relativamente fuerte psicológicamente), la información adecuada a la familia favorece al paciente ya que es común que no se les dé el apoyo necesario por malas interpretaciones de los síntomas y la conducta.
El miedo no es un defecto y expresiones como cobardía para referirse a él es más un prejuicio moral que una idea razonable, cada persona tiene distinta capacidad de sentirlo, en casos muy raros esta emoción está ausente siendo de enorme riesgo ya puede llevar a la imprudencia extrema y muerte, sin embargo la crisis de pánico es producto de una enfermedad y la información, comprensión, apoyo y tratamiento son esenciales para reconfortar y ayudar a estos pacientes.