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Psiquiatrìa/El poder de la palabra

Dr. Fernando Villa Hernández (Psiquiatra)

La comunicación entre los seres vivos es muy importante para la convivencia de los animales sociales y entre los que no lo son funciona para marcar territorios o dar a conocer intenciones vitales (sexuales o de dominio).

En las personas adquiere una enorme trascendencia, tenemos como otros animales la capacidad de enviar mensajes con gestos, posturas y actitudes, pero la palabra hace que la comunicación sea muy extensa, profunda y complicada, la capacidad de hablar la obtuvo el hombre de Cromagnion del que somos descendientes el de Nartherdal no lo logró y pudo ser un factor que lo llevó a la extinción.

La palabra permite describir cosas, expresar deseos, dar y recibir órdenes, transmitir el conocimiento, dar a conocer emociones, describir la acción propia y ajena etc., permite que los demás piensen como nosotros o nosotros como ellos para sentirnos parte de grupos pequeños o grandes y de esta forma lograr objetivos que en forma individual serían imposibles, la palabra permite conocer la realidad y creer que lo irreal es real, en sociedades primitivas la magia, los espíritus y poderes sobrenaturales pueden regir buena parte de la vida y dar cohesión al grupo, un gran número de personas en sociedades industrializados no están libres del pensamiento mágico lo que nos hace ver la aún deficiente y distorsionada educación que se impone, a pesar de un conocimiento más amplio y de un relativamente pequeño grupo intelectual en las enormes masas existen ideas que no expresan la verdad, se imponen por los medios de comunicación y tienen objetivos económicos, de poder o de cohesión cultural y nacional, entre los primitivos existe una convicción de los emisores respecto a la verdad de sus las ideas pero en los “civilizados” la palabra se usa con la conciencia de que se exagera la realidad, se miente con frialdad o acaso con alguna convicción de que hacen lo correcto.

La palabra y las ideas que expresan llegan a convencer a las grandes masas debido a la capacidad humana de ser sugestionado, seguir a sus líderes y acomodar las ideas a intereses vitales, este efecto está a razón inversa a la seguridad adquirida, capacidad intelectual e información (a mayor contacto con la realidad menor posibilidad de ser sugestionado) así como al estado emocional de reposo o exaltación.

La palabra escrita fue una revolución que permitió que las ideas aumentaran su poder sobre la población, el conocimiento de la realidad se extendió así como el efecto de sugestión de las fantasías dichas con aparente y apasionada convicción, se aumentó la forma de controlar el pensamiento, emociones y conducta de las enormes masas, la palabra escrita dio la oportunidad de conocer inteligentes y trascendentales pensamientos de personas lejanas en espacio y tiempo, ayudó a tener agilidad mental y expresar sus propias ideas y conocimientos a los demás.

Con la llegada de la tecnología la palabro viajó por el espacio llegando incluso a los que no podían leer, logró así mayor fuerza y no siempre fue usada en forma constructiva, Adolf Hitler expresó ideas grandiosas y apasionantes para adueñarse de la mente y voluntad del sensible e inteligente pueblo alemán, se exaltó el nacionalismo, la idea de un futuro glorioso y superior, menospreció a pueblos y razas e incluso llegó a convencer a muchos de la superioridad racial de los alemanes con la idea de que descendían del mítico pueblo de Atlántida.

Las filosofías políticas y los pensamientos religiosos conocedores del poder sugestivo e hipnótico de la palabra la ha usado para obtener poder y lograr adeptos, algunos han sido aparentemente poco dañinos y otros han sido evidentemente destructivos y paralizantes, algunas naciones y grupos humanos han logrado superar en mucho su fragilidad frente a ideas irracionales, otros en cambio están aún lejos de incluso intentarlo.

La palabra es una manera eficiente de conocer la inteligencia, emociones y conocimientos de los demás, las palabras abundantes y de pobre contenido nos indica una inteligencia superficial con poca capacidad sintética o concluyente, la entonación nos muestra la intensidad de las emociones y su expresividad, lo que se dice muestra la racionalidad y cultura, también con frecuencia logramos tener una idea de las intenciones constructivas o destructivas del que habla.

Dentro de la experiencia diaria los pensamientos reafirmados por las palabras logran un efecto frecuentemente dañino ya que cuando algo se dice existe la tendencia a creerlo, sucede con demasiada frecuencia que pensamiento y palabra no tiene sustento con la realidad pero nos empuja a emociones inadecuadas y a sus consecuentes actitudes, un dicho popular que reza “conecta tu cerebro con la lengua” tiene sentido cuando el cerebro está acostumbrado a funcionar bien, lo que significa que tiende a conocer la realidad y no a ocultarla, distorsionarla o inventarla.

Es importante que podamos pensar y hablar bien (con verdad y buenas intenciones) pero también saber escuchar para separar realidad de fantasía, al parecer no es fácil ya que de serlo las grandes mayorías lo harían.

En la actualidad la imagen de la televisión agrega un elemento más impresionante y por lo tanto más influyente en la opinión pública, los periodistas tienen un poder enorme sobre la actitud de las masas y de los gobiernos por lo que la responsabilidad, veracidad y buena intención de los informadores llegan a ser fundamentales en el presente y futuro de pueblos e individuos, las mejores personas de las distintas sociedades en forma independiente de gobiernos o grupos religiosos debieran cuidar de la información y programas de televisión, para que dentro de la indispensable libertad de expresión no se abuse del dañino libertinaje o de la destructiva manipulación.

La palabra además de ser la óptima manera de lograr comunicación también puede ser la mejor forma de engañarnos y engañar, la mentira franca, la ocultación o distorsión de la realidad provocan emociones y actitudes que son esencialmente destructivas a pesar de la aparente bondad que llegan a pregonar, una mente equivocada no puede manipular constructivamente la realidad que es el impulso natural de la sana inteligencia.

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