El liderazgo es un fenómeno observado en la naturaleza de los animales que viven en grupo, actúan frecuentemente en equipo y tienen conductas dictadas por normas instintivas que les permiten tener pautas para una convivencia relativamente tranquila y sin demasiados conflictos peligrosos entre ellos, durante la época de celo se miden fuerzas o se hace alarde de alguna característica para tener prioridad en la copulación y reproducción, el líder reúne características que son altamente valoradas y los biólogos los relacionan con mayores posibilidades de supervivencia.
En la especie humana ha existido y existirá el liderazgo ya que somos gregarios y dependemos unos de otros, tenemos líderes en todas nuestras actividades vitales, en la familia, trabajo, deporte, sociedad e instituciones, es un instinto que cuando se satisface nos proporciona seguridad y bienestar emocional, los figuras que identificamos como líderes tienen variaciones de acuerdo con la edad y situaciones, en la infancia los padres, maestros y amigos fungen como tales, en la adolescencia los padres, amigos, figuras políticas, religiosas o culturales tienen este papel, en la edad adulta pueden ser los padres, los jefes en el trabajo, la pareja conyugal, amigos, personajes en la política, religión o gobierno, de acuerdo con la cultura y madurez adquirida nuestros líderes deben llenar atributos que satisfagan nuestra idea de lo adecuado, el líder es un ejemplo a seguir pero dependiendo de nuestra inteligencia y madurez este seguimiento puede ser relativamente ciego o razonado, cuando existe baja capacidad intelectual, poca cultura o existe neurosis el riesgo de seguir líderes que no muestran la realidad, sean destructivos o caprichosos llega a ser un peligro para los individuos, grupos sociales o el mundo.
El buen líder en general ha de tener una personalidad naturalmente dominante, ser inteligente, informado, protector, previsor, maduro y fuerte, que pueda escuchar con inteligencia opiniones sin caer en el error de seguir el impulso de imponer irracionalmente las propias.
Durante la vida la posición de líder y de seguidor se interponen a cada momento dependiendo del tipo de relación y objetivos que tenemos al relacionarnos con los demás, cada papel ha de vivirse sanamente sin sentimientos de humillación o sentimientos absurdos de superioridad, a cada momento seguiremos al que tiene el conocimiento, inteligencia y buena voluntad como parte de nuestro sano instinto, con frecuencia tendremos el rol de líder en la familia, trabajo u otra situación donde nuestra capacidad y buena intención amerite que guiemos, protejamos o ayudemos a otros.
Teóricamente parece fácil pero en una sociedad como la nuestra en que los líderes han sido autoritarios aparece la desconfianza y rechazo a lo que signifique obediencia a pesar de que ésta sea racional, los líderes sanos se enfrentan entonces a ideas generalizadas con la limitación grupal para trabajar en equipo que es la única forma de lograr objetivos importantes.
El liderazgo sano ha de sustentarse en el pensamiento racional, la verdad y el impulso para buscar el bienestar del grupo, en la familia puede ser el padre, la madre o los hijos ya que el acercamiento a la conveniencia, verdad y razón no es exclusividad de nadie.
La familia, las empresas y el sistema social debieran estar estructurados para que sus miembros sientan seguridad y orgullo por esta pertenencia, confiando en la capacidad y deseo de cooperación de sus correspondientes líderes y estructuras, la creatividad individual se convertirá en logros que son la base del sano desarrollo individual y social.
Evitar el sentimiento de humillación al seguir a los lideres es posible cuando el sentimiento de dignidad y respeto por sí mismo se han estructurado, es importante que el líder sea racional evitando el autoritarismo pues tenemos rebeldía natural a la imposición, ser buen líder se basa en la misma fuerza psicológica pues el no aceptar otras opiniones o sentir humillación al no ser obedecido es producto de la misma debilidad y sentimiento interno de inferioridad, aunque también puede ser sólo una manifestación primitiva y torpe del instinto.
El papel del líder se observa con mayor eficacia en sociedades y grupos bien estructurados, con normas racionales, eficaces, acordes con las características del grupo y objetivos comunes, en nuestra cultura el sano liderazgo ha sido difícil, el tradicional autoritarismo en todos los ámbitos, la práctica de la mentira, imposición y manipulación nos ha llevado a tener un rechazo casi reflejo a lo que significa autoridad, la obediencia que se exige es infantil pregonando que tengamos una moralidad que las estructuras y supuestos líderes no tienen o bien la amenaza del castigo, el resultado por supuesto es mediocre ya que la obediencia al líder debe ser una respuesta natural y convencida acorde con nuestra naturaleza gregaria.
En las familias, sociedad y Estado mexicano es indispensable que el sano liderazgo funcione mejor si deseamos que los objetivos importantes se lleguen a alcanzar, el trabajo en equipo no es algo que hagamos con facilidad y al comparamos con pueblos como el japonés o alemán por ejemplo las diferencias son enormes como también lo son la creatividad, desarrollo y fuerza.
Como en cualquier otra capacidad humana el desarrollo óptimo de alguna función depende de lo que la herencia nos ha dado y del ambiente que favorece la cristalización de dicho potencial, el líder nace pero necesita el entorno para que se forme.