Hablar de salud mental es referirse a un estado humano difícil de medir o conceptuar, se puede sin embargo tener una idea razonablemente cercana a la verdad analizando distintos aspectos de la personalidad como son la capacidad para ver la realidad en forma concreta y práctica, pero también con profundidad inteligente y racional, tener emociones sanas que nos permitan en general llevar una vida feliz y productiva (no necesariamente desde el punto de vista económico), salud mental significa tener una neurosis relativamente de baja intensidad y no sufrir de problemas cerebrales o padecimientos psiquiátricos mayores.
Uno de los psiquiatras mexicanos de la generación pasada, el Dr. José Luis Patiño, refería certeramente que la salud mental es una “estrella polar” que debiera de ser el objetivo permanente de nuestras vidas a pesar de que nunca se llegue a alcanzar en forma absoluta.
La salud mental depende de los estímulos adecuados e inadecuados a los que las personas se exponen y las capacidades naturales de cada cual para manejarlas. Incluso antes del nacimiento, el ambiente psicológico puede tener influencia sobre el desarrollo cerebral y sus manifestaciones.
El ambiente emocional de la madre durante la gestación posiblemente tenga un impacto sobre el producto respecto a su desarrollo posterior; esto es un tema polémico, sin embargo los estudios de embriología, neurobioquímica y neuropsicología comparativa (en animales) han dado nueva información al respecto.
Se conoce por ejemplo que la ansiedad de la madre se traduce en un cambio de la concentración de testosterona suprarrenal ( hormona masculinizarte) que a través de la placenta llega al producto, esto pudiera tener repercusiones en la fisiología e incluso neuroanatomía del cerebro.
Se conoce que en las ratonas preñadas a las que se les causa gran ansiedad se les provoca una disminución de testosterona y esto produce disminución de la “masculinización’’ del cerebro cuando los productos son genéticamente masculinos, (menor lateralización cerebral, disminución del núcleo pre-óptico cerebral que tiene que ver con la conducta clásicamente masculina).
Estos hallazgos han sido encontrados en humanos pero son poco consistentes, por lo que existen muchas dudas al respecto; sin embargo algunos estudios clínicos pueden apuntar a resultados semejantes. Se conoce que la homosexualidad fue estadísticamente significativa en hombres que durante su gestación sus madres estuvieron muy ansiosas (madres alemanas durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial), otros no mostraron tendencia homosexual pero tuvieron una actitud más pasiva y más dificultades para relacionarse con las mujeres que los hombres normales.
Estos resultados son difíciles de evaluar ya que existen muchas variables no controladas por lo que son descubrimientos que invitan a nuevas investigaciones. No se pueden tener conclusiones definitivas, sin embargo existe la posibilidad de que la salud mental comenzara a ser afectada incluso antes del nacimiento.
El ambiente psicológico donde los seres humanos vivimos es fundamental para acercarnos o alejarnos del sano y pleno desarrollo mental. La familia tiene un papel importante en este sentido ya que son los nueve primeros años de vida donde el cerebro se acostumbra a sentir determinadas emociones y a la manera como se percibe la realidad, un ambiente familiar amoroso, razonable y estimulante provoca una emoción de alegría y seguridad donde el aprendizaje o entrenamiento de funciones cerebrales se pueden realizar con óptimos resultados de acuerdo con las potencialidades específicas de cada niño.
Un ambiente opuesto provoca inseguridad, miedo, tristeza, ira, crónica, desconfianza y fácilmente se llega a las sugestiones y creencias irracionales (neurosis), además del ambiente emocional familiar y escolar es importante saber cuál es el programa biológico del desarrollo específico en cada niño para estimular en el momento adecuado y ajustar la técnica de estimulación a las características específicas de cada cerebro.
Jean Piaget ha sido uno de los psicólogos que ha dado mucha información valiosa respecto a cuándo y cómo ha de estimularse el desarrollo de la mente infantil ya que intentarlo sin conocimientos básicos puede llegar a causar daño psicológico y alejar a los niños del camino de la salud mental.
Otro aspecto importante es considerar que no existe un molde humano y que la variabilidad es propia de seres desarrollados (entre las amibas existe más similitud que la existente en los peces; entre los simios las diferencias son más grandes que en especies inferiores y en los humanos la superioridad evolutiva nos lleva a tener entre nosotros una gran variabilidad).
Me refiero a la infancia como el inicio de la salud mental o la neurosis porque es la etapa de mayor crecimiento y comunicación neuronal que jamás llegaremos a tener en etapas posteriores, se forma la base de lo que será la personalidad de adultos.
La salud mental es una “estrella polar” a la que hay que dirigir a los niños y como adultos buscar permanente, es importante tener un conocimiento básico de lo que como humanos somos, acercarnos a los estímulos que necesitamos para nuestro sano desarrollo y alejarnos de cualquier estímulo que nos lleve a la sugestión o a un estado emocional inadecuado como el miedo, inseguridad, sentimiento de inferioridad e ira.
Las capacidades humanas son enormes y es una realidad que no se desarrollan a plenitud. Actualmente existen mayor número de factores que ayudan a lograrlo, paradójicamente también factores que distorsionan y limitan este objetivo, es el grado de libertad, inteligencia y emotividad sana lo que permite dirigirnos o alejarnos de esta “estrella polar”.