Samaritanos y fariseos
Las normas legales y morales son indispensables desde el inicio de la humanidad para poder llevar una vida familiar y social, como seres gregarios (sociales) es indispensable que tengamos respeto y consideración así como tener la confianza que lo mismo recibiremos de los otros, la obediencia a las reglas es lo que nos permite convivir en grupo, ínter depender unos de otros y mantener un gobierno social y familiar, es importante saber que la capacidad de socializar está programada en nuestro cerebro y que cristaliza entre los siete y nueve años de edad, intentar que las normas de conducta estén aceptadas profundamente en los niños antes de esta edad es un esfuerzo inútil y destructivo.
Tomo como ejemplos de rigidez y elasticidad de normas a dos grupos que se mencionan en el nuevo testamento de la Biblia, para hacer un análisis de las consecuencias económicas y humanas del tipo de normas a las que nos vemos sometidos.
Hace aproximadamente 2000 años en el medio oriente cuando Jesús de Nazaret, existieron dos pueblos de la misma raza y religión que habían tenido variaciones respecto a las normas y a su rigidez, los judíos -pueblo al que perteneció Jesús- tenían en el “torá” la principal guía de su conducta y creencias, las reglas fueron estrictas y los castigos severos, el rechazo a las otras religiones y la rigidez moral fue muy intensa, la lapidación (morir apedreado) o el ser arrojado de lo alto de un barranco fueron castigos frecuentes cuando dichas normas se violaban, existían faltas menos graves que obligaban a la purificación en pilas especiales llamados “migvas”, la violación del día sábado (sabat) fue en algunos grupos religiosos una falta importante, el tocar un cadáver humano estaba prohibido y el que lo hiciere debía estar purificándose en los baños por tiempo prolongado, no existía elasticidad en el cumplimiento de las normas y los castigos fueron la forma de que se cumplieran en forma estricta, los encargados de hacer las leyes y de vigilar su cumplimiento fueron los intelectuales religiosos de la época a los que llamaron “fariseos”, por otro lado en Samaria -región al norte de Judea- las reglas no fueron rígidas y la vida entre ambos pueblos mostró grandes diferencias en la psicología de sus correspondientes habitantes.
Como ejemplo de las enseñanzas de Jesús, quien no estuvo de acuerdo en que las leyes se aplicaran ciegamente y por sobre la propia naturaleza humana, se menciona el conocido relato en parábola del “buen samaritano”, en un camino es golpeada y robada una persona que quedó inconsciente en el suelo, un sacerdote conocedor de las leyes no se acerca evitando de esta manera ser “impuro”, un levita (soldado del templo) también conocedor y obediente de la norma se aleja del herido, pero una persona de Samaria que no tenía esta regla y llevado por su propia naturaleza, siente el impulso de ayudar e investigar lo que al herido le sucede, encuentra que no está muerto y lo lleva en su burro a recibir atención en la casa más cercana, Jesús trató de enseñar con este relato que las normas no han de estar sobre la naturaleza humana (en la cual Él confió como algo bueno) y que las reglas han de existir para la sana y constructiva convivencia humana y no ser motivo de castigos extremos o constituir limitaciones graves para nuestra inteligencia y sanas emociones, en mi opinión, esta rebeldía contra las reglas entre otras complicadas cosas llevó a Jesús a la cruz.
Es de llamar la atención que los pueblos que han seguido más las normas y leyes logran mayor desarrollo económico, aunque no necesariamente una mayor salud en la estructura global de su personalidad, la obediencia es un cimiento para la prosperidad pero cuando las reglas son rígidas y los castigos exagerados la gente vive con miedo y sumisión, en la medida en que se desarrolla la inteligencia y abundancia material pueden ser innecesarias las normas humanamente inadecuadas, los Fariseos participaron en la mejor organización social pero también en los actos destructivos contra los que no los obedecían ciegamente, algo semejante y con las diferencias obvias puede suceder en las familias, grupos sociales y gobiernos del mundo.
México tiene su manera típica de hacer leyes y la forma de vivirlas, las posibles consecuencias son múltiples y complicadas sin embargo, puede observarse que los grupos tradicionales tienden a ser rígidos punitivos, la familia tradicional mexicana es autoritaria pero tiende a mejorar cuando abandona las irracionales tradiciones, sucede algo parecido en grupos sociales cuando el autoritarismo tiende a ser menor, las leyes que nos gobiernan son racionales complicadas y abundantes pero no se cumplen adecuadamente, algunas se ignoran debido a la fuerza económica o social de personas o grupos y otras se aplican sin la sana interpretación o por desgracia, con la manipulación que forma parte de la corrupción social que incluye al gobierno y gobernados.
Cuando la familia tiene normas elásticas e inteligentes, éstas son aceptadas sin la sensación de haber sido dominados o humillados, sirven de guía y no desatan agresiones o conflictos, en los grupos sociales el respeto a las características de sus miembros dentro de un control funcional permite la participación gustosa así como el seguimiento autentico y espontáneo de las normas, el gobierno estructura leyes para permitir la convivencia y la solución inteligente y justa de las controversias entre los miembros de la sociedad, debiera ser que sobre la letra de la ley se encuentre el llamado “espíritu de la ley” como una forma de abandonar la rigidez de la letra o la palabra para aplicarla con rasgos humanos (no me refiero a una mal entendida “bondad” sino a la inteligencia y buena intención que como humanos sanos tenemos), pienso que este objetivo intenta cumplirlo el sistema legal de Estados Unidos de América por medio del jurado que se constituye por personas escogidas por sus capacidades y virtudes, en México siento que por desgracia los juicios están demasiado determinados por el poder mágico de las palabras y términos más que por una interpretación inteligente y bien intencionada, los abogados y agentes del gobierno no pueden ser evaluados por personas inteligentes, honestas y bien intencionadas, es también una realidad que en una sociedad como la nuestra con enormes fallas en su estructura, poca credibilidad de los ciudadanos en su gobierno, corrupción, frecuentes engaños y mentiras de gobernantes y gobernados prevalezca que el “espíritu” de las leyes más que constructivo sea destructivo principalmente contra los ciudadanos más pobres e incultos que constituyen la mayoría en mi país.
Los mexicanos tenemos mucho que hacer para mejorar la relación que tenemos en la familia, la sociedad y sus leyes, frecuentemente se tiene la sensación de frustración y poca esperanza ya que nuestros errores son muy viejos, profundos y se resisten a desaparecer.