Error, verdad y mentira
No pretendo entrar a concepciones bizantinas acerca de lo que la verdad significa sino a un análisis práctico del sentido de la palabra.
La verdad se considera el grado de acercamiento que tenemos con la realidad y su naturaleza íntima, mentira es decirse o decir a los demás percepciones o ideas que no corresponden a la realidad percibida o racionalmente pensada, no es lo mismo el error que la mentira pues el primero es una falla involuntaria y la mentira tiende a engañarnos o engañar a los demás.
Cuál es la explicación de que a pesar de contar con un cerebro que recibe, analiza y concluye se pueda estar tan equivocado que no se tome en cuenta la realidad o se distorsione, el error tiene muchos orígenes algunos de ellos son la ignorancia, emociones inadecuadas, falta de entrenamiento para pensar y la tendencia a ser sugestionados.
La eficacia en poder percibir la realidad concreta, penetrarla en sus orígenes y trascendencia ha sido la explicación de nuestra sobrevivencia, es la superioridad respecto a otros seres vivos y significa nuestro capital para el futuro, desde el inicio el hombre y sus antecesores homínidos basaron su existencia en la posibilidad de hacer herramientas, fuego, trabajar en equipo, comunicarse entre ellos y manipular el entorno a sus conveniencias, esto fue posible en la medida que el cerebro creció y pudo funcionar con mayor rapidez y eficacia, había que percibir y entender la realidad lo mejor posible, planear para alcanzar y prevenir, tomar decisiones para provocar resultados, los errores frecuentes y graves podían provocar la muerte por hambre, frío o ser víctima de animales o de otros hombres, la cacería fue una de las actividades que más necesitó de un eficiente cerebro, los individuos o grupos con menor capacidad tendían a la extinción como les sucedió a los homínidos, la capacidad cerebral es enorme y los estímulos actuales son más intensos, frecuentes y complicados lo que fomenta una mayor capacidad mental, los errores deberían ser menos comunes pero las grandes masas de la población mundial no tienen una estimulación valiosa y adecuada por lo que sólo individuos o países privilegiados pueden aspirar a vivir más eficientemente y con menos errores.
La verdad fue, es y será lo que nos ayude a desarrollarnos y sobrevivir, la realidad es cambiante, prácticamente infinita en variedad, difícil de percibir y entender, lo que sabemos es insignificante comparándolo con lo que desconocemos, sin embargo el conocimiento obtenido ha sido la razón del éxito de la especie, ha permitido vencer enfermedades, gozar de comodidades, expandir la capacidad de comunicarnos, viajar, aumentar la posibilidad de vivir más tiempo y entender con mayor claridad y penetrancia la naturaleza, existe sin embargo una peligrosa asimetría entre lo que sabemos, comprendemos o pensamos, las emociones inadecuadas provocadas por múltiples factores aún fuera de control encadenan al error aún en países ?más civilizados?.
La mentira en cambio se produce por una actitud de falta de respeto y solidaridad con los demás, puede ser una manifestación de miedo, manipulación, desprecio o mala intención, Piagett encontró que la preocupación de los niños por debajo de los siete años no es por mentir sino el ser descubiertos, después por la natural madurez del cerebro el mentir provoca un sano sentimiento de culpa, los adultos no están biológicamente adaptados para mentir ya que el cerebro empuja a respetar a los demás y la mentira está en contra de dicha función, el que nos crean y tengan confianza da seguridad y orgullo, decir lo que pensamos es verdad es gratificante, sólo cuando existe puede haber una relación intelectual y emocional íntima que sirva de apoyo al amor protectora de la vida y la cooperación para mejorarla.
Pero con alguna frecuencia decir la verdad más que una virtud puede ser imprudente ya que en gran medida se vive en la apariencia, manipulación y diplomacia, como en una conocida fábula el decir la verdad llega a ser considerado una torpe bufonería (payasada), el mentir o distorsionar la realidad se hace con desfachatez en la mercadotecnia, el dar una imagen alejada de la realidad es toda una técnica apreciada por muchos, sin embargo el mentir es invertir mal en el presente inmediato, es malo para el mediano y largo plazo, el descrédito nos lleva al fracaso, soledad, ansiedad y tristeza, sin el respeto a nuestros semejantes y a las estructuras sociales el trabajo en equipo se hace casi imposible, las organizaciones sociales son difusas, frágiles y producen la paralizante anarquía.
Los individuos y los pueblos que han logrado tener un franco rechazo y una actitud punitiva contra la mentira pueden sentirse más acompañados, dignos y solidarios, trabajan en equipo en forma eficiente alcanzando logros que de otra manera serían prácticamente imposibles, las estructuras sociales que construyen son más firmes confiables y funcionales dando a los ciudadanos seguridad y orgullo de pertencia, las familias donde prevalece la confianza logra el amor y la intimidad en favor de la felicidad y sano desarrollo de sus miembros, pero cuando la mentira se hace costumbre la vida se limita es dolorosa e insegura.
La confianza en sí mismo desemboca en el sentimiento de orgullo y dignidad, la confianza en los demás produce amor, respeto y orgullo de pertencia, la confianza es imposible en la mentira, ¿que tanto sentimiento de dignidad humana tenemos los mexicanos?, ¿confiamos en nuestras estructuras sociales? ¿Qué tanta confianza tenemos entre nosotros mismos? y ¿El individuo, familia, sociedad y estado hacen lo suficiente para disminuir la mentira? Son preguntas cuyas respuestas muestran un desolador resultado.