Limitaciones de las autoridades norteamericanas causaron que no se frenara la agresión del 11-S.
EL PAÍS
Washington, EU.- A lo largo de 567 páginas llenas de críticas y lamentaciones, los miembros de la Comisión del 11-S culpan al Gobierno de EU por su incapacidad para detectar la amenaza real que presentaba la organización terrorista Al Qaeda. Sin embargo, la Comisión no acusa al Gobierno de los errores; esa infracción recae plena y convenientemente sobre los servicios de inteligencia, que no hicieron nada que pudiera haber entorpecido o retrasado el plan de los ataques del 11-S. El presidente Bush aceptó estudiar la posible renovación global de los servicios de inteligencia.
John Kerry, cree que el informe demuestra que su país es menos seguro con Bush al frente. En cierta medida, el informe ensalza la tenacidad de Al Qaeda en la planificación y el desarrollo de los planes. Los terroristas, por su propia buena suerte y por la torpeza de los servicios de inteligencia, se beneficiaron de todos los agujeros de la seguridad de EU en las fronteras, en los aeropuertos y en la Administración.
Los terroristas “penetraron en la defensa del país más poderoso del mundo. Infligieron un trauma insoportable para nuestra sociedad y, al mismo tiempo, dieron la vuelta al orden internacional”, dijo el presidente de la Comisión, Thomas Kean, tras entregar en mano al presidente Bush una copia del informe final.
Bush ensalzó “el trabajo dedicado” de los miembros de la comisión durante 20 meses: “La comisión ha formulado unas recomendaciones muy sólidas sobre cómo podemos avanzar y les he asegurado que allí donde el Gobierno pueda avanzar, lo haremos”, dijo en los jardines de la Casa Blanca.
Inmediatamente después, Kean dijo lo que Bush quería escuchar: “Nuestros fallos se produjeron a lo largo de muchos años y muchos Gobiernos. No hay un individuo al que se le pueda hacer responsable único de nuestros fallos”, aunque al mismo tiempo Kean reconoció que “todos quienes han ocupado una posición de mando en el Gobierno tienen una porción de responsabilidad por las acciones de ese Gobierno”. En este caso, la responsabilidad es achacable a la inacción. El informe final, disponible en las librerías de EU y en Internet, considera que “el error más importante” en el camino hacia el 11-S fue “la falta de imaginación: creemos que los líderes no entendieron la gravedad de la amenaza”, dice el texto. En el documento se detallan los “puntos específicos de vulnerabilidad” a lo largo de los años de preparación latente de la trama, pero sólo llega a decir que esas oportunidades perdidas “podrían haber conducido a la desarticulación” de la trama si el Gobierno hubiera estado mejor organizado y con mayor de vigilancia.
El texto concluye: “No podemos saber si una determinada acción o una serie de acciones podría haber servido para vencer a los 19 terroristas”. Tal y como se había venido anticipando, el informe desglosa contactos lejanos entre una delegación iraquí y el entorno de Bin Laden, pero constata que fueron insustanciales.
Asegura que “nunca hubo una relación de colaboración entre Irak y Al Qaeda” y descarta cualquier vinculación del régimen de Hussein en la trama del 11-S; se oponen a la creación de una agencia de seguridad interna, al modelo MI-5 británico. Al contrario: creen que el problema de EU es la dispersión de los servicios de inteligencia. Recomienda la creación de un nuevo “centro de inteligencia” con un director único que coordine a todas las agencias de investigación.
Al frente de esa nueva posición de mando debería estar un alto cargo ratificado por unanimidad en el Senado y con poder para decidir los nombramientos al frente de la CIA, el FBI y las distintas agencias de información. Ni la Casa Blanca ni el Partido Republicano se oponen frontalmente a ese debate, pero prefieren aplazarlo para después de las elecciones. La comisión también recomienda al Gobierno de EU que se “embarque en una estrategia global de diplomacia y relaciones públicas” para desmantelar la red de Bin Laden y la ideología militante que la alimenta.
SUGERENCIAS
La comisión dividió esas recomendaciones en dos áreas: las cosas que se deberían hacer y las formas de hacerlo. A continuación, algunos de los puntos principales:
*Eliminar los santuarios de los terroristas con “estrategias nacionales o regionales realistas para cada uno”.
*Fortalecer los compromisos estadounidenses e internacionales a largo plazo “para el futuro de Pakistán y Afganistán”.
*Enfrentar abiertamente los problemas con Arabia Saudita y construir una relación más allá del petróleo, que ambas partes puedan defender ante los ciudadanos y que incluya un compromiso compartido con las reformas.
*Comunicar y defender los ideales estadounidenses en el mundo islámico, a través de una diplomacia pública mucho más fuerte, comparable con los esfuerzos dirigidos a las sociedades cerradas durante la Guerra Fría.
*Ofrecer una agenda de oportunidades que incluya el respaldo a la educación pública y la apertura económica.
*Desarrollar una estrategia contra el terrorismo islámico utilizando un grupo flexible de contacto entre los Gobiernos líderes de la Coalición y elaborando un enfoque común de la Coalición en temas como el tratamiento de los terroristas capturados.
*Dedicar el máximo esfuerzo a la tarea paralela de contrarrestar la proliferación de armas de exterminio.
*Esperar menos de los intentos para eliminar el financiamiento del terrorismo y más del seguimiento de dichos fondos para obtener informes de inteligencia, como una herramienta para hallar a los terroristas, entender sus redes y cortar sus operaciones.
*Vigilar los viajes de terroristas diseñando un sistema integral de evaluación de pasajeros que aborde los problemas comunes y fije patrones comunes entre las agencias y los distintos Gobiernos.
*Completar rápidamente un sistema de evaluación biométrica de entrada y salida del país que tome fotos y huellas dactilares de la mayor parte de los extranjeros y que también agilice el viaje de los pasajeros calificados.
*Fijar patrones para la emisión de certificados de nacimiento y fuentes de identificación, como licencias de conducir.
FUENTE: Agencias
