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Puebla/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

En Puebla serán renovados, el domingo próximo, el Ejecutivo, la Legislatura (41 curules, 26 de mayoría y 15 de representación proporcional) y 217 ayuntamientos. En la contienda por la gubernatura las encuestas muestran que el PRI conservará el poder con una amplia ventaja. Por sólo citar dos sondeos recientes, el grupo Reforma encontró que el 59 por ciento de los encuestados votaría por el tricolor; 32 por ciento por Acción Nacional y seis por ciento por el PRD. El Universal, a su vez, estableció porcentajes similares: 54 por ciento para el PRI, 35 por ciento para el PAN y cinco por ciento para el perredismo.

Los candidatos de esos partidos son Mario (Plutarco) Marín Torres, Francisco (Antonio) Fraile García y Alejandro Villar Borja. Había tres candidatos más, cuyos porcentajes son casi inapreciables estadísticamente, pero ahora sólo quedan dos: Carlos Macías, uno de los disidentes del PVEM, fue candidato del PT pero renunció a última hora por falta de apoyo y sólo restan Fernando Mirón, de Convergencia y Luis Miguel Bretón, del Verde, partido que excepcionalmente en este caso no aparece coaligado con el PRI, como es ya norma establecida.

Aunque la contienda parece resuelta en favor del PRI, debe decirse que el único partido con alguna posibilidad real de disputarle la candidatura es el PAN. Paradójicamente, el candidato del PRD, que tiene altas calificaciones profesionales, puede medirse personalmente con ventaja con sus antagonistas, pero la división interna de su partido, su fraccionalismo irredimible lo fuerza a tener solamente una participación testimonial.

Marín Torres participa en elecciones por segunda vez en su vida. A diferencia del prototipo de candidato priista a Gobernador, que suele pasar por diputaciones, alcaldías y senadurías, el abanderado priista hizo su carrera en la administración política, si cabe decirlo. Sólo fue elegido presidente municipal de la capital hace seis años, lo que le permitió cumplir el requisito estatutario en la presente coyuntura. (Si esa norma hubiera estado en vigor en 1992, Manuel Bartlett no hubiera podido gobernar esa entidad, pues no había sido elegido antes para ejercer ningún cargo. Tampoco después, en rigor estricto, porque su puesto de senador por representación proporcional deriva de la votación general de su partido y de su posición en la lista respectiva).

El candidato priista, que se ufana de haberse construido a sí mismo, nació en un pequeño poblado, Nativitas Cuautempan el 28 de junio de 1954. Estudió en escuelas publicas (la primaria en un internado en Tlaxcala).

Es abogado, formado en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Además de cargos menores en la judicatura y el ayuntamiento capitalino, adquirió una suerte de especialización: fue secretario particular de cinco secretarios de Gobernación locales, entre ellos el gobernador saliente, Melquiades Morales Flores. Con esa experiencia fue subsecretario A y B y finalmente secretario de Gobernación en este mismo sexenio. De allí partió para ser alcalde, de 2000 al año pasado. Desde que concluyó su gestión ha estado en campaña (valido de la comodidad de ser notario, el Número 52, desde febrero de 2002, cuando aún era alcalde). Fue el candidato del Gobernador (cuya campaña encabezó como presidente del comité estatal del PRI) y por eso dejó atrás a senadores, diputados federales y otros aspirantes que se avinieron a que fuera candidato de unidad, que es el modo actual de disimular el dedazo.

Si como es pronosticable Fraile resulta perdedor, sólo añadirá una derrota más a su trayectoria, pues como ocurría inveteradamente a los panistas de tradición, no ha sido elegido en las ocasiones en que se postuló para cargos públicos: una diputación local, la alcaldía de Puebla, una senaduría.

Fue, sin embargo, diputado de representación proporcional en la legislatura del estado y es senador de minoría. Nació en Huajupan de León, Oaxaca, el 19 de septiembre de 1948, pero se quedó en Puebla desde que cursó sus estudios elementales en el Colegio Benavente. Inició su carrera profesional en la universidad pública, pero prefirió concluirla en la Universidad Popular Autónoma de Puebla, fundada por el conservadurismo católico de esa entidad a raíz de la violencia que escogió a la UAP como su trágico escenario, donde ocurrieron por lo menos dos asesinatos, los de Joel Arriaga y de Enrique Cabrera, enemigos de la ultraderecha local.

Fraile García aparece profusamente en el capítulo “Puebla de los yunques” del libro El Ejército de Dios. Nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México, de Álvaro Delgado, reportero del semanario Proceso que antes escribió El Yunque. De creer los testimonios que recogió, habría sido en el interior de esa agrupación secreta, encumbrada en el PAN y el Gobierno Federal, donde se dirimió la candidatura panista a la gubernatura poblana, arduamente buscada por el actual alcalde capitalino, Luis Paredes Moctezuma quien explicó la causa de su postergación frente a Fraile diciendo que “él sí obedece y yo ya no”.

Lo dijo al ex rector de la BUAP, Enrique Doger Guerrero, que renunció a su cargo para aceptar la candidatura priista a la alcaldía, que de ese modo busca el tricolor recuperar. Médico cirujano, se dedica desde hace veinte años a la investigación y la administración universitarias. Su candidatura por el PRI es emblemática de la transformación ideológica de los mandos de la BUAP, alguna vez regida por el astrónomo Luis Rivera Terrazas, candidato comunista a la gubernatura.

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