Pudiera estar o no de acuerdo conmigo, pero una cosa es cierta, yo no le veo relación ni ?conecte? a la mega marcha que se llevó a cabo en el DF con las autoridades que nos conducen, sean éstas del color que sean y del estado que mejor le parezca.
Por un lado veo a una sociedad harta de tanto vandalismo y de tanta corrupción, y por el otro, y como si pertenecieran a un país aparte, veo a una bola de políticos discutiendo sus diferencias como si se tratara de hacer un nuevo eje vial.
Ver aquella marcha donde la toma de helicóptero mostraba un zócalo repleto de gentes mientras aun marchaban por las calles miles y miles de personas, fue de verdad una forma por demás plausible del rechazo público a la delincuencia? pero, y aquí empiezan los problemas? ¿Y qué pasó luego de la marcha?... bueno, opiniones al por mayor, los clásicos periodicazos, golpes bajo la mesa entre "Lopejobradó" y sus detractores, pero en concreto, concreto? ¡¡Nada!!
Prendes la tele y te topas con López Dóriga entrevistando al líder del PRD en el Senado, quien decía que la marcha no iba a eliminar ?las diferencias políticas? que tenía su partido con los demás, como si el hablar de ?seguridad y delincuencia? tuviera tantos matices que no fuera posible ponerse de acuerdo.
Mr. Jackson, jefe priísta de la Cámara de Diputados se limitó a decir que contarán con él, pero nunca dijo, ni cómo, ni qué pensaban hacer, ni qué proponían, sólo se limitaron él y López Dóriga a enfrascarse en una jeringonza de: esto está mal, aquello está mal, y lo de más allá también está mal? pero nuevamente? en concreto concreto no dijeron... ¡¡Nada!!
Para mi decepción, mi gallo de siempre, el barbón Fernández de Cevallos, se limitó a decir que quería que ?los medios? siguieran de cerca a los políticos para ver si éstos ?incluyéndose él- trabajaban o no? ¡¡Pero tampoco dejó nada en claro!!... Tal pareciera que en el panel había la consigna de ?cantinflear? lo más posible tratando hasta el límite de? ¡¡No decir nada!!
Mientras usted y yo estábamos esperando ?luego de tanta manifestación de repudio- leer al día siguiente? Se reinstala la pena de muerte en México para secuestradores, narcos y violadores de niños... o algo de similar envergadura, al menos para que las autoridades aparentaran que les impactó la marcha de aquéllos a quienes algún día juraron servir.
De todos los panelistas el que de verdad ?y perdonando la frase- ?se fue al baño?, fue el escritor Carlos Monsiváis quien con su clásico estilo de hablar, que pareciera traer la boca llena de pinole, lejos de aportar algo positivo a las ideas se limitó a decir sin más: ?Yo no apruebo la pena de muerte?? y punto (oooohh... que cooperación), como si el fuera el líder moral de narcos, violadores y secuestradores.
Al día siguiente el cuasi ?infalible columnista Sergio Sarmiento nos dispara a boca jarro su editorial acerca de lo que él llamó ?mentiras?, y entre ellas dijo algunas burradas, sobre todo cuando menciona que implantar la pena de muerte en México no sería bueno porque ello no bajaría la delincuencia, y que eso ya estaba probado en Estados Unidos. Sin embargo Sarmiento no menciona que la misma pena de muerte ha probado ser efectiva en otros países islámicos donde la gente se cuida de hacer estupideces porque saben bien que eso sería ?lo último que harían?, por ello no considero atinado hablar de que algo no funcionó en un país, sin dejar de mencionar antes, que sí funciono en otro.
Sarmiento afirma que la pobreza ?nada tiene que ver con el crimen? y pone para ejemplo que el D.F. es una ciudad próspera y sin embargo está llena de vandalismo, pero no dice nada acerca de países como Japón, Suecia o Canadá donde la palabra pobreza ?ni viene en el diccionario?, y la criminalidad? es casi nula.
Cierto es, que no por ser pobre se es bandido, pero no se necesita ser criminólogo para saber que es más fácil que un desesperado limosnero sin oportunidades para ganar dinero se lance a asaltar a un transeúnte, a que un "popis" del pedregal se baje de su BMW para asaltar a un taxista. Aunque acepto que la mayoría de los asaltantes no lo hacen para comprar? ?pan?.
Respecto a si la pena de muerte hace o no que la criminalidad disminuya, en eso tengo mis serias dudas. Empezando porque hay quienes ven a la pena de muerte como un ?castigo para el agresor?, y como algo que debe ?dolerle? por haber hecho un daño, cosa absurda si se toma en cuenta de que ? en los países que tienen pena de muerte- hasta en la forma de ejecutarla se cuidan de que? ?no les duela?.
Yo en lo personal tomo a la pena de muerte como la ?separación? de una manzana podrida de las demás manzanas sanas, para con ello evitar que las buenas se pudran, y de verdad que no estoy pensando en provocarle dolor a un ser humano? ¡¡No!!... sólo quiero que lo manden a la Ch? y si es posible? un poco más lejos.
Si hubiera la posibilidad de tele-transportar a los asesinos a un planeta lejano en vez de matarlos sería fabuloso, y que allá se sacaran -a discreción- los ojos unos a otros lejos de la gente civilizada. Lamentablemente eso no es posible, así que no le veo otra salida que irlos eliminando uno a uno, y estoy cierto de que si los criminales no se asustan por este método, al menos las matemáticas ?que no mienten- nos dirán que día con día tendrán que ir haciéndose menos? ¡¡A producto de gallina!!
Si usted está más cargado hacia los derechos humanos y esas cosas, y no cree que hay que aplicar la pena de muerte a un secuestrador que violó y mató a una niña de seis años? bueno? lo respeto, pero no me diga que quiere que le den ?cadena perpetua?, pues ello nos llevaría a enfrentar otros problemas serios, como serían:
¿De dónde vamos a sacar para mantener a miles de tipos comiendo tres veces al día por 60 años?... ¿Sabe usted cuántas personas inocentes y desvalidas se estarán muriendo de hambre en la calle mientras esos rufianes comen tres veces al día?... ¿En dónde piensa usted colocar a los miles y miles de asesinos a los que se les aplicaría la cadena perpetua?... ¿En dónde?... Si las cárceles actuales que estaban diseñadas para dos mil presos tienen hoy día cinco mil? ¿En dónde?... Así pues, o hacemos 100 Ceresos nuevos para meter a los asesinos de cadena perpetua, o con la misma lana hacemos 500 hospitales y escuelas para los hijos de los pobres y de los desvalidos -que se portan bien-? como ve? ¿Vamos bien o me devuelvo?
La verdad y lo digo con toda honradez, yo ya perdí las esperanzas de que nuestros políticos tomen decisiones sabias y drásticas, y arreglen de una vez por todas a nuestro país. A mí se me hace que hay que ir pensando en irnos de mojados a Canadá, Suiza o Japón para respirar aires de seguridad ?nomás que ahí hay que trabajar duro, o no comes?.
Me entristece ver cómo la figura presidencial hoy no tiene el poder que otrora tenía con los PRIístas, en donde la palabra del presidente era ?cuasi ley?, y aunque debo reconocer que ello era una aberración -hoy corregida-, ahora nos sale el tiro por la culata cuando Fox tiene que pedir permiso al congreso hasta para cambiar las toallas de los baños? ya no digo implantar una buena ley.
La desesperación de ver que la policía no hace nada en contra de los criminales ha hecho que algunos pueblos tomen la justicia por propia mano y linchen en la vía publica a ladrones y violadores. Hace tan sólo unos meses en un pueblo de Oaxaca quemaron vivo al mismo presidente municipal? ?por ratero?-. ¿Qué está mal hecho?... ¡¡Claro que está mal hecho!!... pero los violadores y ladrones de esos pueblos sureños, huyeron de ahí como cucarachas frente al insecticida? ¿Cómo la ve?
Como última patada de ahogado expondré la tesis más estúpida que usted haya oído y que de seguro hará que me deje de leer por algunas semanas como castigo:
México necesita un presidente ?militar? de mano dura, que pase por las armas a los delincuentes, meta al orden a la policía corrupta, encarcele a los ladrones millonarios de cuello blanco, elimine como dios ?con minúscula don José- le dé a entender a los narcos, y nos devuelva el país que todos deseamos. Después de ello, entonces sí que habría que buscar un tranquilo y ecuánime presidente para que como alguna vez lo dijo López Portillo ?otro baboso- ?nos enseñe a administrar la abundancia? que México siempre ha tenido y que sólo ha servido para que los ladrones hagan su agosto? en julio.
Durante los dos años que yo estudié Ortodoncia en España me tocó vivir de cerca la muerte del Gral. y dictador Francisco Franco.
Mientras Franco vivía, España se ufanaba de que una mujer podía transitar sola por Madrid a las cuatro de la mañana sin peligro alguno, y hay de aquél que osara levantar un dedo en su contra porque se lo llevaba? ?la pachona?.
A la muerte de Franco, la inseguridad tomó las calles de Madrid, así como la pornografía, la delincuencia y la ETA. Ante estos hechos, la gente pensante exclamó: No queremos nuevamente a un Franco, pero qué bien nos vendría ahorita? un ?Franquito?.
Como diciendo: No queremos un dictador autoritario, pero ¡¡Sí!!... alguien con ?mano dura? que nos enderece el barco.
¿Necesitará acaso México ?un Franquito?? ¿Usted qué opina?... diría Barrios Gómez.
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