Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Punto de Vista / De amores... y amigos

Dr. Fernando Llama Alatorre

De amores:

Sin lugar dudas hay de amores? a amores, pero ninguno puede ser mayor que el amor que siente un padre ?o madre- por alguno de sus hijos.

Cuando éstos viven en la misma ciudad, pareciera ?pero sólo? ?pareciera?- que ese amor no termina de despertarse, y poco hacemos por intimar más con ellos, o interesarnos más por sus problemas, sin embargo cuando salen a estudiar fuera, a una ciudad ?medianamente distante? como pudiera ser Monterrey, es ahí donde empezamos a extrañar su presencia, y empezamos a desear que ya pasen los 15 días que faltan para que vuelvan a casa a pasar el fin de semana con nosotros, y es ahí cuando nos damos cuenta cuán dolorosas resultan las despedidas al autobús, aun a sabiendas de que en 15 días estarán de vuelta a pasar otro fin de semana a nuestro lado.

Sin embargo cuando la distancia aumenta, y tienes a un hijo estudiando ?allende el mar? y sabes bien que deberán pasar 12 meses antes de volver a verlo, es ahí donde verdaderamente nuestro corazón sufre, y automáticamente se abre para dejar salir ese sentimiento paternalista que llevamos dentro y que quizá el barullo del mundo moderno impedía que aflorara.

No negaré que de vez en cuando al oír música italiana se me salen las lágrimas, y no por lo bello de ésta, sino porque una parte de mi corazón está hoy día en Italia y por más que mi cerebro me da mil explicaciones de lo conveniente del caso, no dejo por ello de sentirme triste.

Y de pronto? ¡¡Los hijos regresan!!... y quisieras tenerlos abrazados cuando menos un fin de semana completo -con todo y sus noches-? ¿Y qué pasa?... que el chavo te da un fuerte abrazo, y tras un fugaz ?te quiero? se envaselina el pelo y se sale ?al antro?, y por extraño que te parezca, éste se sigue con sus rollos todo el fin de semana, mientras tú quisieras mantenerlo cerca de ti abrazado para recargar- al menos parcialmente- tus baterías afectivas.

Ello es prueba más que fehaciente de que el amor de un padre por un hijo, siempre será mayor que el que un hijo te profesa, y es aquí a donde yo quería llegar:

Cuando siento que me quemo por ver a mi hijo, en lo primero que pienso es? ?en mis padres?? aaay mis padres? y yo que viví dos años estudiando en España sin siquiera saber lo duro que fue ?afectivamente? para ellos? ¿Y qué estarán sintiendo ahorita?... que llevo tantos días sin verlos. ¿Qué sentirán nuestros padres cuando saben que vivimos en la misma ciudad y no vamos a verlos nunca?... sentirán acaso ese ardor en el pecho que se siente cuando uno se está muriendo por ver a un hijo y sabes bien que éste? no siente lo mismo.

Alguna vez mi madre me dijo? hasta que no tengas un hijo, sabrás realmente cuánto te quiero? ¡¡Y vaya que tuvo razón!! Ahora yo se los repito a mis hijas cuando me dicen que ?me quieren mucho?: Mira hijita? recuerda este momento en que te estoy diciendo lo mucho que te quiero, pues el día que tengas en tus brazos a tu primera hijita, es entonces? ¡¡Y sólo entonces!! cuando te darás perfecta cuenta de cuánto te quería tu papá, y de todo lo que estaba dispuesto a hacer? con tal de que tú fueras feliz.

De amigos:

De alguna forma creo que los amigos son en nuestro deambular por esta vida, el termómetro? perfecto que nos marca... ¡¡Qué tan bien nos comportamos para con nuestros semejantes!!

Y yo me pregunto: ¿Que pasa con ese individuo que hace lo que cree que debe hacer sin importarle lo que piensen los demás, y sin embargo... ?está solo?. Qué pasa con esa persona tan segura de sí misma que no le importa el ?qué dirán? y sin embargo... ?está sola? . Qué pasa con esa gente que cuenta en su haber tan sólo con un amigo fiel... su perro.

Éste es el momento preciso para que tú voltees a ver ese ?termómetro afectivo? que nos va diciendo cómo somos y cómo nos hemos comportado. Cuál es la reacción del mundo que nos rodea hacia nuestras actitudes. Qué piensa mi vecino de mi comportamiento diario... ¿Qué piensa el cartero de mi forma de tratarlo, con esa seriedad y cara adusta a la que yo llamo? ?educación??... ¿Qué piensa de mí, el dependiente de la tienda, a quien con mucha educación le pido lo que necesito, pero poco me importa preguntarle alguna vez por su familia?...

¿Acaso tendría el valor de atreverme a preguntarles su opinión a todas las personas que me rodean para así, ponerme un examen personal de mi comportamiento y de mis actitudes?... o mi orgullo me impediría hacerlo por miedo a llevarme... el susto de mi vida.

No hay cosa que más envidiemos en este mundo que a una persona a la que todos quieren, a la que todos buscan, con la que todos quieren hacer planes. Fuertes y débiles, inteligentes y tontos, grandes y pequeños, en el fondo todos estamos... ¡¡Sedientos de afecto!!

Y me sigo preguntando... ¿Qué hicieron esas personas que yo no hice?, ¿qué han hecho esas personas para tener ese afecto general?, si yo me considero que he sido honrado conmigo mismo y con mis ideas.

Y siguiendo con esa maldita manía de... ¡¡Pensar!!... ¿Qué es más importante?, hacer estrictamente lo que me marca mi conciencia sin importar lo que piensen los demás, o reconocer que aparte de las palabras ?correcto y honesto? también existen las palabras ?flexibilidad?, ?tolerancia? y ?benevolencia?, y haciendo uso de ellas tal vez mi actitud no estaría tan apegada a ?mi conciencia? pero sí que me permitiría estar más cerca de? ?mis amigos?.

Hoy deberíamos cuestionarnos, no acerca de qué tan correctos hemos sido, no acerca de qué tan rectos hemos sido, ni siquiera qué tan honrados hemos sido. Hoy deberíamos cuestionarnos qué tan buenos ¡¡Seres humanos!!... hemos sido. ¿Pero cómo saberlo?, pues simple... ?contemos nuestros amigos?, pero no empecemos por nuestros parientes, cuyos lazos familiares pudieran confundirse con lazos de amistad. Tampoco empecemos por el compadre, quien que me adula todo el día, porque tapo sus debilidades, y menos contar a los subalternos del trabajo, que se mueven con tan sólo mover mi mano y no por amistad, sino por otros motivos más mundanos.

Contemos exclusivamente a ¡¡Los amigos!!, aquellas personas que están hoy a mi lado y que sabes que siempre estarán cerca de mí, aquellas personas que realmente me aprecian por lo que soy, aquellas personas por quienes yo haría lo imposible por hacerlos felices y sé bien que eso mismo harían ellos por mí.

Si analizando nuestra forma de ser, veremos que nuestra actitud nos ha llevado a alejarnos de los buenos amigos, tratemos de cambiar un poco nuestras actitudes, y démosle a cada cosa su justo valor.

Y si el mundo se ve diferente de acuerdo al cristal con que se mira, tiremos los cristales del perfeccionismo ?mea culpa-, dureza, inflexibilidad y aspereza, y busquemos un benevolente cristal que sea del gusto de todos, un afectivo cristal cuyo color sea del agrado de la mayoría, un gracioso cristal que nos permita la magia de ¡¡Sonreír!!, pues en la medida en que seamos mejores... ¡¡Seres Humanos!!... aumentarán también... ¡¡Nuestros buenos amigos!!

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 96003

elsiglo.mx