¿Nos indignó el linchamiento de ?Tláhuac??
o el que se hayan equivocado de ?asesinos?
Aún no das el tercer sorbo de tu café, y al punto de abrir el periódico te enteras que hubo un linchamiento de dos policías en Tláhuac. Y antes de ponerte a gritar como histérico, y queriendo ser honesto contigo mismo te preguntas: ¿Y que pasaría si las víctimas en vez de haber sido policías hubieran sido secuestradores, violadores o asesinos de niños?... ¿Me indignaría acaso de la misma manera?
Y aquí, como el buen periodista que pretendo ser -remedo de líder de opinión- debería afirmar categóricamente que un linchamiento, es un linchamiento aquí y en China? ?pero?... y aquí es donde se me presenta un problema de criterio, pues en el fondo de mi cerebro ?y casi sin querer admitirlo-, pienso que no es lo mismo linchar a un inocente? que a un asesino.
Cuántas veces hemos comentado con nuestros amigos, que México necesita mano dura contra los secuestradores de niños, contra los violadores y contra los ?mocha orejas?. Cuántas veces hemos pedido ?justicia? ante hechos tan deleznables como las muertas de Juárez. Cuántas veces hemos estado al punto del vómito luego de oír hablar a un secuestrador que dice: ¡¡Sí, yo maté al muchacho de un balazo en la cabeza porque no tenía más dinero qué darme!!... glug.
Y yo me pregunto, ¿estaremos realmente indignados por el hecho mismo de ?un linchamiento?, o en el fondo ?y no queremos decírselo a nadie por no ser mal vistos- lo que nos duele es que hayan confundido a dos policías con dos secuestradores. Porque yo les aseguro que si la noticia hubiera sido, que una turba indignada ?Léase: el pueblo- había linchado a un secuestrador luego de que éste violó y mató a una niña de nueve años ?como los ha habido en muchos casos- pocos serían los que se atreverían a censurar el hecho, y la mayoría sólo musitaríamos en voz baja? mmm? se hizo justicia? y ?tan tan?.
Hace un año más o menos, otra turba linchó en un pueblo de Oaxaca a un violador, a quien habían sorprendido tratando de violar a una jovencita, y los anuncios de televisión en horario triple A, sólo duraron una noche, y nadie más le prestó atención al hecho. ¿Motivo?... lo mismo? ¡¡Justicia!!? un pueblo harto de ser oprimido, sovejado y ultrajado. Un pueblo al que diariamente le secuestran a un hijo y luego se lo matan, y al final nadie supo quién fue. Y cuando por fin atrapan a los culpables... ¿Quiénes eran?... ¡¡Policías!!... o ex-policías (que ello no significa que todos los policías sean así)? y al poco tiempo de apresados, se fugan, los perdonan, o al no comprobárseles su delito ?apoyados por su$ jefe$-? quedan libres para seguir delinquiendo.
Y me sigo preguntando? ¿Qué puede usted esperar de un pueblo que ya está harto de que le jueguen el dedo en la boca, de que le maten a sus hijas, y de que jamás aparezcan los culpables?? ¡¡Claro!!... a la hora que de pronto se los ponen enfrente ?aunque en el caso de Tláhuac se hayan equivocado? en el acto se toman la justicia por propia mano y dicen: al menos por esta vez, este caso no se va a quedar impune, y aquí mismo le hacemos? ?justicia?.
La justicia es una palabra muy conflictiva, -demasiado conflictiva diría yo-, pues lo que es ?justicia? para uno, no necesariamente lo es para el otro, y aun cuando se diera el caso de que dos personas estuvieran de acuerdo en el verdadero sentido de la palabra justicia, aún faltaría saber si ambos estarían de acuerdo en la pena que se impusiera al infractor, así pues, temas como el de ?Tláhuac?, pueden hacer correr mucha tinta, seguros de que al final? no nos pondremos de acuerdo.
Lo importante aquí, es saber qué es lo que usted realmente siente y opina, y al decir usted, me refiero ?al pueblo?. ¿Estaremos realmente en contra de un linchamiento?... o sólo estamos en contra, de que se hayan equivocado de personas, y hayan linchado a un inocente en vez de a un asesino.
Y antes de que haya quién pretenda hacerse el ?mustio? y lanzarme una serie de improperios, me permito recordarle aquellas grabaciones que salieron en 24 Horas, y en donde un secuestrador presionaba a una pobre madre diciéndole que si no le daba más dinero ?y que vendiera todo lo que poseía- le mandaría a su hija ?en pedacitos?? por favor? no seamos hipócritas, y reconozcamos que si en vez del control de la tele, tuviéramos en ese momento el control de una bomba situada bajo las nalgas del secuestrador, nueve de cada diez mexicanos pulsaríamos el botón y lo eliminaríamos ?tranquilamente?, y no digo diez de diez porque el décimo sería el asesino, y de seguro que no le parecería buena la idea.
Así pues la pregunta sigue en el aire: ¿estamos en contra de un ?hecho en concreto? ?Léase: Linchamiento- o estamos en contra de que se lo hayan aplicado a un inocente. Y recordando a las muertas de Juárez le pregunto: ¿Si usted estuviera viendo, cómo un asesino viola a una jovencita de 17 años y luego con una piedra le parte la cabeza o la asfixia con la mano -perdón por lo rudo pero así suceden las cosas en Juárez-, y al igual que en el caso anterior, usted pudiera con un control remoto detonar una bomba bajo el asesino y eliminarlo definitivamente... ¿qué haría?... apretaba el botón, o daba media vuelta y se iba diciendo? ¡¡Pobre chica!!? ¿difícil verdad?
Bueno, mi idea al escribir no es entretenerlo, sino ?hacerlo pensar?, y analizar qué es lo que realmente hay dentro de nuestro cerebro, alejado de las falsas ?poses? y las clásicas mojigaterías. Si acaso lo que faltaría de hacer, es que usted se ponga de pie, y a voz en cuello y con toda honestidad, exprese lo que siente? ¡¡Claro y fuerte!!... que ése es el primer paso para que las cosas empiecen a cambiar en este nuestro querido México.
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